Los Mossos d’Esquadra están distribuyendo a más de 165 agentes para arrestar a Carles Puigdemont antes de su llegada al Parlamento, donde se debatirá la investidura de Salvador Illa. Para ello, han definido dos objetivos claros: impedir que llegue al Parlamento y realizar el arresto con la «mayor discreción posible».
Estos agentes, procedentes de diversas comisarías de Cataluña y de la comisaría general de información, tienen directrices de cómo actuar si detectan su presencia en los «puntos calientes» identificados por el cuerpo. De esta manera, los Mossos tratan de evitar una nueva «humillación» como la que sufrieron con Clara Pontasí, quien cruzó la frontera, dio una rueda de prensa y fue detenida horas después.
En específico, han reforzado la vigilancia en los pasos fronterizos de La Jonquera y La Farga de Moles, los dos lugares por los que creen que Puigdemont podría intentar entrar. Además, también han identificado otros puntos críticos como Prats de Molló, Portbou y el Pirineo Aragonés.
Fuentes de la dirección reconocen que la operación de detención de Puigdemont es crucial para su reputación ya que nunca antes la policía autonómica de Cataluña ha llevado a cabo un arresto de este tipo. Sin embargo, dado que se trata de cumplir una orden judicial, el magistrado instructor Pablo Llarena puede ordenar a cualquiera de los tres cuerpos policiales que realicen la detención inmediata y lo trasladen a Madrid.
