Los taxistas metropolitanos han decidido en asamblea mantener la huelga y la ocupación del tramo central de la Gran Vía de Barcelona, donde en las últimas horas se ha disparado la tensión entre los manifestantes y los conductores de vehículos de alquiler con conductor, los llamados VTC.
El sector del taxi ha iniciado este mediodía una huelga indefinida para rechazar la nueva regulación de servicios como Uber o Cabify que promueve la Generalitat, ante cuya sede han ido a protestar después de la reunión.
El principal punto de conflicto es el plazo obligatorio de precontratación, que el gobierno catalán ha fijado en 15 minutos y que las asociaciones de taxistas reclaman ampliar hasta un mínimo de seis horas.
Desde primera hora de la tarde, centenares de taxis impiden que el resto de vehículos circulen por el tramo de la Gran Vía que discurre entre las calles Girona y Entença, si bien han liberado un carril para los servicios de emergencias.
La imagen es similar a la que ya dejaron los taxistas a finales de julio, cuando acamparon durante varios días en esta arteria, aunque en esta ocasión las chancletas se han sustituido por abrigos y son muchos quienes optan por resguardarse del frío dentro de sus coches en vez de deambular por la calle.
La protesta ha empezado con relativa tranquilidad, pero el ambiente se ha caldeado a medida que avanzaban las horas, especialmente cuando han aparecido vehículos de VTC en la zona ocupada.
Algunos taxistas han cargado contra los Uber o Cabify que aparecían por la vía: les han increpado, golpeado la carrocería y les han roto cristales y retrovisores. Otros manifestantes, sin embargo, se han opuesto a este tipo de acciones.
Uno de los conductores atacados en la Via Laietana ha sufrido una crisis de ansiedad y ha tenido que ser atendido en un primer momento por agentes de la Guardia Urbana y después por efectivos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), según han informado fuentes municipales.