«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Luis Herrero: ‘Los separatistas llevan cuarenta aƱos preparando este asalto’

Luis Herrero

Herrero presenta en La Gaceta ā€˜DejĆ© de pronunciar tu nombre’, su Ćŗltima novela, y habla sobre los asuntos mĆ”s destacados de la actualidad.

Cuando uno piensa en el periodismo espaƱol contemporĆ”neo, que se le venga a la mente el nombre de Luis Herrero es cuestión inexorable. Periodista todoterreno, ha trabajado en prensa, televisión y radio. Desde 2009, cuando concluyó su efĆ­mera e intensa incursión en el mundo de la polĆ­tica (fue eurodiputado del PP), presenta el programa informativo ā€˜En casa de Herrero’, que se emite en esRadio de lunes a viernes de 20:00 a 23:00.

En cualquier caso, el Ʃxito de Herrero no se constriƱe al Ɣmbito periodƭstico, sino que se extiende tambiƩn al literario. No en vano, ha vendido mƔs de 100.000 ejemplares con sus tƭtulos publicados: Los que le llamƔbamos Adolfo, En vida de Antonio Herrero (biografƭas), El tercer disparo, y Los dƭas entre el mar y la muerte (novelas).

Este egregio periodista presenta en La Gaceta ā€˜DejĆ© de pronunciar tu nombre’, su Ćŗltima novela. En ella – sirviĆ©ndose de las vivencias de Carmen DĆ­ez de Rivera, que fue jefa de Gabinete de SuĆ”rez – relata los derroteros por los que discurrió el primer aƱo de la Transición espaƱola, esa fascinante y controvertida aventura.

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Si observamos la portada de su última novela, podríamos pensar que es sólo una historia de amor. Pero lo cierto es que, tras esta fachada, se oculta una verdadera crónica política.

Es que bÔsicamente es una historia de la Transición. Es una historia que lo que trata de contar es el primer año de la Transición española, desde que nombran a SuÔrez presidente del Gobierno hasta que se celebran las primeras elecciones democrÔticas. Y el hecho de que la protagonista de la acción sea Carmen Díez de Rivera, que fue jefa de Gabinete de Adolfo SuÔrez durante ese tiempo, nos permite hacer una introspección retrospectiva de lo que fue su vida, de los momentos mÔs duros de una biografía muy tensa. Con lo cual, es una novela que tiene esas dos facetas. Pero hay mÔs texto dedicado a la Transición que a la historia personal de Carmen.

La Transición es uno de los momentos polĆ­ticos que mĆ”s domina… ĀæEra Carmen DĆ­ez de Rivera un simple pretexto para hablar de aquĆ©lla?

Es que, de hecho, lo que me pidieron en la editorial era una novela histórica sobre la Transición. Carmen Díez de Rivera fue un instrumento que se nos ocurrió después para acometer ese encargo. La idea motriz fue la Transición, no la de Carmen. Y no es que yo sea experto, es que la viví; ya era cronista parlamentario en el 76 y tenía una biografía muy cercana a los protagonistas de aquello.

¿CuÔl fue la relevancia política de Díez de Rivera?

No tuvo una gran relevancia polĆ­tica… Bueno, tuvo cierta importancia por ser la primera mujer en acceder a un alto cargo en la administración polĆ­tica espaƱola, y tenĆ­a una muy buena relación con el rey, con Adolfo SuĆ”rez y con la oposición ilegal de EspaƱa en aquel momento… Luego se hizo amiga de algunos lĆ­deres comunistas, empezando por Santiago Carrillo. Era una persona muy comprometida con el cambio democrĆ”tico, pero por ella no pasaron ninguna de las grandes decisiones de la historia.

Las ideas de Carmen mÔs cercanas a las del Partido Socialista  que a las de UCD, un partido en el que nunca militó

Sí fue especialmente insistente en el aspecto de la legalización del Partido Comunista. ¿Sin ella se habría producido esa legalización?

Yo creo que sí. Ella argumentaba un día sí y otro también la necesidad de legalizar el Partido Comunista, la necesidad de que el cambio político se hiciera con la concurrencia de todos los partidos políticos para que fuera legitimado por el entorno europeo y por todos los países occidentales. Consideraba que, sin legalizar al Partido Comunista, no se daría un verdadero pluralismo político. Insistió mucho en ese sentido; fue muy tenaz. Sin embargo, aunque no hubiese insistido tanto, esa legalización se habría producido.

A pesar de su origen aristocrƔtico, Carmen agradaba poco a la derecha.

Es que ella no era de derechas. Con independencia de su origen, todas las personas tienen toda la libertad para elegir las ideas políticas con las que se sienten mÔs a gusto. Podía ser estructuralmente de derechas, socialmente de derechas, educativamente de derechas, pero las ideas que ella defendía eran unas ideas progresistas; unas ideas mÔs cercanas a las del Partido Socialista  que a las de UCD, un partido en el que nunca militó.

Aunque renegase de su origen nobiliario, en su novela cuenta alguna anƩcdota que saca a relucir ciertos tics autoritarios.

Claro, pero eso forma parte del bagaje cultural, educativo, que tenemos todos. Nuestra infancia y nuestra juventud marcan una manera de enfrentarnos a la vida. Y DĆ­ez de Rivera habĆ­a sido criada en un ambiente muy elitista, con grandes estancias en los internados mĆ”s caros de Europa, con vajilla de plata al desayunar… Todo eso, quieras o no, va configurando una manera de estar en la vida y, en este caso particular, hace de Carmen una persona muy contradictoria.

Cuando fue nombrada jefa de Gabinete de SuÔrez, se difundieron rumores de que Díez de Rivera era una mujer libertina, desinhibida, que había llegado a ocupar el puesto que ocupaba por acostarse con su jefe. ¿Se llegó a encamar con él?

No lo sĆ©. Yo creo que no. Ella siempre dijo que nunca tuvo ninguna relación amorosa con un hombre casado, lo cual me resulta bastante congruente. Sólo hay que analizar un poco su historia familiar – y el impacto que tuvo para ella la relación extramatrimonial de Serrano Súñer con su madre – para darse cuenta de que ella no seguirĆ­a ese camino. Y, en cualquier caso, lo que ella le dijo a Ana Romero es que jamĆ”s habĆ­a tenido relaciones con una persona casada.

Hablando de Adolfo SuĆ”rez… En el libro retrata un SuĆ”rez que nada tiene que ver con la versión idealizada que se nos suele ofrecer. Es un polĆ­tico autoritario, que no gusta de que le lleven la contraria y que pone especial empeƱo en no perder nunca el protagonismo.

Porque, en realidad, es el SuĆ”rez que veĆ­a Carmen. Yo no he tratado de hacer ahĆ­ un reportaje periodĆ­stico (lo hizo en ā€˜Los que le llamĆ”bamos Adolfo’). Es el SuĆ”rez que veĆ­a la protagonista de la novela.

El desafĆ­o separatista

Cambiando de tercio… ĀæHabrĆ” referĆ©ndum el 1 de octubre en CataluƱa?

Yo espero que no, pero no conozco a nadie que tenga la certeza de que no va a haber referĆ©ndum el 1 de octubre y carezco de una bola de cristal…

¿Cree que la acción del Gobierno de España ha sido proporcional? ¿O quizÔ demasiado tibia teniendo en cuenta la magnitud del desafío separatista?

La palabra proporcional se estÔ utilizando mal desde el punto de vista terminológico. La respuesta a una agresión tan contundente como la de los independentistas no puede ser tan escuÔlida. La réplica a una acción ilegal debe implicar la fuerza, la fuerza legal, entiéndaseme bien. Y, hasta esta semana, cuando se han producido los primeros signos de una reacción mÔs asertiva, eso brillaba por su ausencia.

La réplica a una acción ilegal debe implicar la fuerza, la fuerza legal

Trascendamos el 1 de octubre… ĀæCuĆ”l es la forma de impedir que un episodio de magnitudes semejantes al plebiscito se repita en el futuro? ĀæCuĆ”l es la receta para resolver el problema catalĆ”n?

Lo primero, y lo mĆ”s difĆ­cil de asumir para la clase polĆ­tica, es que Ć©sta es una batalla a largo plazo y que, por lo tanto, exige una renuncia al cortoplacismo, que es lo que hoy mueve a los partidos polĆ­ticos. Los independistas nos han colocado en esta situación porque llevan cuarenta aƱos preparando este asalto. Ellos lo plantearon como una batalla a largo plazo y han ido ganado posiciones. Han ido ganando sus transferencias educativas, han sido capaces de hacer una inversión ideológica en muchas generaciones… Y eso al final se ha traducido en la composición sociológica catalana que todos conocemos. Si los partidos no se dan cuenta de que, para ganar esta batalla, deben hacer lo mismo que ellos, no habrĆ” salida.

La tragedia venezolana

Otro de los asuntos que ha seguido con mĆ”s interĆ©s es el venezolano… ĀæQuĆ© solución le ve?

En Venezuela se da una situación que reúne todos los ingredientes para mantener la esperanza, porque hay una mayoría social, claramente delimitada, que estÔ contra la dictadura de Maduro y que se juega el pellejo saliendo a la calle. Al final, la fuerza de la mayoría se acabarÔ imponiendo. De una manera muy dura, y con muchísimo sufrimiento, pero se acabarÔ imponiendo. Maduro no tiene opción de fortalecerse, pues carece del apoyo de la mayoría de su país.

ĀæLa respuesta de la comunidad internacional ante los desmanes de Maduro ha sido adecuada?

Habría que hablar caso por caso. Incluso, si analizamos lo que estÔ haciendo España, debemos concluir que la acción de Zapatero no es ni parecida a la de Felipe GonzÔlez. No creo que haya una respuesta internacional unívoca; cada uno se enfrenta a la situación en función de sus intereses particulares. Y ése es uno de sus problemas, claro.

 

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