Marruecos ha afianzado su posición en el mercado hortofrutícola español alcanzando los 1.000 millones de euros, un 16% más que en 2023, en el valor de sus exportaciones. Este crecimiento económico contrasta con la evolución del volumen exportado, que creció solo un 4% en comparación con el año anterior, situándose en 455.806 toneladas.
Las hortalizas son las grandes protagonistas de esta dinámica comercial. Durante 2024, Marruecos envió a España 291.047 toneladas de verduras, lo que representa un incremento del 22% respecto a 2023. Estas exportaciones generaron ingresos de 422 millones de euros, reflejando la consolidación del país magrebí como proveedor clave del sector.
Frente a ese crecimiento en hortalizas, las frutas experimentaron un comportamiento mixto: el volumen cayó un 18%, hasta las 164.752 toneladas, pero su valor aumentó un 16%, alcanzando los 619 millones de euros. Esta evolución sugiere que Marruecos está apostando por productos de alto valor añadido, que mantienen su competitividad a pesar de una menor presencia en volumen.
Entre los cultivos más demandados destacan tres: el pimiento, la judía verde y el tomate. Estos tres productos representaron el 77% del total de hortalizas enviadas a España y casi la mitad del conjunto de frutas y verduras exportadas. El pimiento, en particular, sobresalió con una subida del 31% en volumen y un valor de 102 millones de euros, consolidándose como uno de los productos estrella en las importaciones españolas.
Mientras tanto, el campo español atraviesa un momento de preocupación. España ha abandonado el grupo de los diez principales países productores de frutas y hortalizas del mundo cuando en 2020 ocupaba el octavo lugar, siendo superada por naciones como Indonesia, Egipto y Ucrania. Este retroceso se debe principalmente a las imposiciones climáticas de Bruselas, que está obligando a los españoles a competir con otras naciones en condiciones desfavorables.