«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Sólo se autorizará la entrada de determinados bienes que Rabat considere de interés

Marruecos introducirá en Melilla sus frutas, verduras y pescados mientras vetará a su gusto la entrada de productos españoles

Porteadores en la frontera marroquí con España. Red Social X

Marruecos ha logrado imponer su postura en la reapertura de la aduana comercial con Melilla. La delegada del Gobierno en la ciudad, Sabrina Moh, ha comenzado a contactar con empresarios locales para anunciar que en las próximas semanas se permitirá el intercambio de productos con el país vecino. Sin embargo, las condiciones están lejos de satisfacer las expectativas de los comerciantes melillenses, según informa el Faro de Melilla.

El nuevo acuerdo permitirá que Marruecos introduzca en Melilla productos como frutas, verduras, pescados y áridos, mientras que sólo se autorizará la entrada a su territorio de determinados bienes que Rabat considere de interés. Fuentes empresariales han expresado su sorpresa y malestar ante estas restricciones, destacando que aún no existe infraestructura adecuada, como puntos de inspección fitosanitaria, para procesar los alimentos marroquíes.

Marruecos se mantiene firme en su negativa a establecer un régimen de viajeros tradicional, que permita la entrada de productos de consumo personal como botellas de agua a través de la frontera de Beni-Enzar. El flujo comercial estará estrictamente limitado a mercancías seleccionadas bajo criterios que, hasta ahora, no han sido detallados públicamente.

Los empresarios locales temen que este acuerdo refuerce el control marroquí sobre el comercio transfronterizo. Según ellos, Rabat ha conseguido implementar un modelo aduanero regional en el que solo se permitirá la exportación de productos fabricados en Melilla, mientras sigue bloqueando la importación de bienes hacia el país vecino que no cumplan con sus intereses.

Este enfoque, que Marruecos lleva defendiendo desde que en 2022 se comprometió a reabrir la aduana, deja fuera un régimen comercial amplio, favoreciendo exclusivamente el tránsito de bienes que beneficien su economía. Fuentes empresariales han señalado que, lejos de ser un acuerdo equitativo, las condiciones impuestas por Marruecos reducen las oportunidades para los negocios melillenses y benefician unilateralmente a Rabat.

El descontento entre los empresarios melillenses es palpable, ya que consideran que esta reapertura de la aduana no solo limita el comercio, sino que también consolida la dependencia de la ciudad autónoma hacia el país vecino. Sin un marco más amplio de intercambio comercial, temen que el acuerdo no logre estimular la economía local y, en cambio, fortalezca la posición de Marruecos en la relación bilateral.

Esta situación refleja la estrategia de Marruecos para mantener un control férreo sobre el comercio transfronterizo y priorizar sus intereses económicos, dejando a Melilla con un acuerdo que, según los empresarios, se aleja de lo que la ciudad realmente necesita para revitalizar su actividad comercial.

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