Al comunicado que envió la semana pasada el Consejo de Informativos de RTVE se ha sumado ahora el respaldo de más de un centenar de antiguos profesionales de la corporación, que han manifestado públicamente su rechazo al nuevo magacín La familia de la tele. La emisión del programa en la cadena pública ha despertado una ola de críticas que no solo provienen del exterior, sino también del seno de la propia casa.
Un total de 132 exintegrantes de Radio Televisión Española han firmado un manifiesto en el que expresan su «preocupación» por los efectos que podría tener la presencia de este espacio en la programación de la cadena pública. El texto, publicado en la red social X por la cuenta oficial del Consejo de Informativos, sostiene que el formato «no cumple con los estándares mínimos de calidad ni con los principios que se le exigen a un medio que debe estar comprometido con el servicio público».
Los firmantes del pronunciamiento aseguran que no se trata de una crítica gratuita. «Con todo el respeto», subrayan, consideran que los contenidos del programa, su enfoque y el perfil de algunos de sus colaboradores no están a la altura de lo que debe ofrecer una televisión financiada con fondos públicos.
Entre quienes han suscrito este posicionamiento se encuentran profesionales con trayectorias ampliamente reconocidas dentro de RTVE, como Diego Carcedo, Carmen Enríquez y Georgina Cisquella. Carcedo dirigió los Servicios Informativos de TVE a finales de los 80 y posteriormente estuvo al frente de Radio Nacional de España. También fue corresponsal en ciudades clave como Lisboa y Nueva York.
Carmen Enríquez, por su parte, desarrolló una carrera de 37 años en la corporación, donde ejerció como jefa del área de Política Nacional y responsable de Programas Institucionales, además de ser la corresponsal encargada de la cobertura de la Casa Real. Por su parte, Georgina Cisquella fue durante un tiempo la cara visible de Informe Semanal y más adelante asumió la dirección de La 2 Noticias en la etapa presentada por Mara Torres, a mediados de los 2000.
La controversia surge justo cuando La familia de la tele encara su segunda semana en antena, en medio de una creciente oleada de críticas que cuestionan su encaje dentro del modelo de televisión pública. Para muchos de los firmantes del texto, este tipo de contenidos suponen un riesgo para la reputación y el papel institucional que debe preservar RTVE.