En las cárceles de Cataluña hay actualmente 511 jóvenes de entre 18 y 22 años, según datos oficiales de la Generalidad recopilados a 30 de junio de 2024, la cifra más alta en 11 años. La mayoría de estos reclusos son extranjeros sin DNI español, con un 75,43% siendo inmigrantes. La nacionalidad predominante entre ellos es la marroquí, con 236 reclusos, lo que representa el 46,18% de la población penitenciaria en esta franja de edad.
En Cataluña residen 234.054 inmigrantes de nacionalidad marroquí, lo que equivale al 2,92% de la población total de más de ocho millones de habitantes. A pesar de ser un porcentaje pequeño, representan una porción significativa de los jóvenes presos.
La mayoría de estos jóvenes marroquíes están encarcelados por delitos contra el patrimonio, principalmente robos con violencia e intimidación (138), hurtos (11), y robos en casas habitadas (13). También son comunes los delitos contra la libertad sexual (4,24%) y las lesiones (4,24%). Todos los reclusos marroquíes de esta franja de edad son hombres.
En cuanto a la distribución de estos jóvenes, 107 se encuentran en la Presó de Joves en la Roca del Vallès, 30 en Mas d’Enric en Tarragona, 27 en Puig de les Basses en Figueres, y 25 en Quatre Camins también en la Roca del Vallès, entre otros centros.
La gestión de esta situación es cada vez más complicada. Según ha adelantado el diario E-Notícies, muchos de estos jóvenes son exmenas que causan problemas de convivencia en las cárceles. Fuentes penitenciarias aseguran que estos jóvenes generan altercados frecuentes, obligando a su reubicación en otros centros penitenciarios.
Sin embargo, estas reubicaciones no siempre resuelven los problemas. Según trabajadores de las cárceles de Cataluña, estos inmigrantes conflictivos a menudo son trasladados a módulos con internos que se esfuerzan por obtener permisos y beneficios penitenciarios, lo que puede desestabilizar completamente el módulo y perjudicar a los demás reclusos que buscan rehabilitarse.