Cuando en la labor de custodia ha habido que utilizar la fuerza, «se ha hecho de forma totalmente proporcionada a la situación».
La Delegación del Gobierno en Melilla ha salido en defensa de la labor de custodia que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado realizan en las fronteras entre España y Marruecos y se ha centrado concretamente en la Guardia Civil, que «lo ha hecho siempre de acuerdo a la ley».
A preguntas de los periodistas, el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, ha hecho esta defensa tras conocerse que el Colegio de cinco jueces de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha decidido reenviar a esta instancia, como solicitó el Gobierno español, la sentencia de Sala que condenó a España por la «devolución en caliente» a Marruecos de dos inmigrantes en la valla de Melilla sin ser identificados.
El Barkani, que durante su comparecencia aún no había recibido ninguna confirmación «fehaciente» de este acuerdo del Tribunal de Estrasburgo, ha mostrado cautela y ha considerado que «si el recurso ha sido presentado y admitido a trámite, es porque es verdad que se ha actuado en consecuencia y por lo tanto, con absoluta normalidad».
Ha insistido en que en la valla de Melilla no se producen «devoluciones en caliente», sino rechazos en frontera, y ha afirmado que cuando en la labor de custodia ha habido que utilizar la fuerza, «se ha hecho de forma totalmente proporcionada a la situación».
«Creo que todos estamos de acuerdo en que es necesario custodiar nuestra frontera con el debido respeto a los Derechos Humanos y otras normativas internacionales, pero la frontera hay que protegerla», ha dicho El Barkani.
Además ha reiterado que por los puestos fronterizos «puede pasar todo el mundo que quiera, incluso para pedir asilo, pero por la valla no se puede».
Por todo ello, Abdelmalik El Barkani ha insistido en que no comparte la sentencia que emitió en octubre el Tribunal de Estrasburgo condenando a España, de ahí que vea «lógico» que el Gobierno haya presentado un recurso y haya expresado su «alegría» por el hecho de que haya sido aceptado.
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