La legislatura pende de un hilo nuevamente. Si en las últimas semanas peligraba por los desacuerdos de PSOE y Junts por la amnistía, ahora los separatistas catalanes dan problemas a Pedro Sánchez con los Presupuestos. Por un lado, el Parlament vota este viernes los Presupuestos catalanes sin que el jefe del Govern, Pere Aragonès, tenga apoyos. En Comú Podem ha presentado una enmienda a la totalidad y Junts se niega a aprobarlos. Aragonés podría adelantar entonces las elecciones catalanas, lo que amenaza a la gobernabilidad de España.
Por otro lado, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso ERC pedía explicaciones a Sánchez por las inversiones en Cataluña. Los separatistas advertían al jefe del Ejecutivo que si quiere el apoyo de su formación para los Presupuestos «tiene que cumplir con Cataluña». Sánchez aseguraba rápidamente que espera presentar estos días los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que «atiendan a los compromisos adquiridos y a las inversiones previstas». Se refería así al acuerdo de investidura que alcanzó el PSOE con la formación independentista.
El Gobierno de Sánchez y el PSC contemplaban que Aragonès agotaría su mandato y las elecciones catalanas tendrían lugar dentro de casi un año, en febrero de 2025. El propio president aseguró públicamente en enero que era su intención. Para ello el PSC votará esta tarde a favor de las cuentas de ERC. Sin embargo, el rechazo frontal de otros posibles socios como En Comú o Junts cambia por completo el panorama.
Fuentes de la Generalitat afirmaban este martes que el el adelanto de las elecciones catalanas podría producirse en los próximos días. Y es que este miércoles lo más probable es que decaigan las últimas cuentas que debía aprobar el líder de la Generalitat.
Las discrepancias con Carles Puigdemont en la ley de amnistía también ha retrasado la aprobación de los PGE. Sin embargo, Sánchez insistía en que «hay motivos suficientes» para que el Gobierno y ERC puedan negociar y acordar unos «buenos» Presupuestos para España y para Cataluña. Un plan que se frustrará si finalmente se produce el temido adelanto de las elecciones catalanas.
