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REALIZÓ UNA OFRENDA FLORAL EN RABAT

Pedro Sánchez: de profanar tumbas en España a rendir honores a la de Hasán II

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Maúsuleo Mohamed V. Europa Press

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha estado esta semana en Marruecos para participar en una Reunión de Alto Nivel con nuestro país vecino; una cumbre que, a pesar de los intentos del Gobierno de venderla como exitosa, se ha visto empañada por el ninguneo del monarca del país magrebí, Mohamed VI, que no ha acudido debido a que estaba de vacaciones en Gabón.

Al margen de los acuerdos concertados entre ambos países, la cuestión de las aduanas con Ceuta y Melilla, o la insistencia en el cambio de postura adoptada por España frente al Sáhara, la reunión bilateral nos ha dejado una imagen a destacar: la rendición de honores de Sánchez a la monarquía alauita; y, en concreto, al rey Hasán II.

El jueves, el presidente del Gobierno acudió a primera hora de la mañana a rendir pleitesía a los ascendientes del rey de Marruecos ―mientras el príncipe de los creyentes descansaba en Pointe-Denis, a más de 4.000 kilómetros de Rabat― en el Mausoleo de Mohamed V, el sepulcro real situado en la capital marroquí. Sánchez realizó una ofrenda foral en las tumbas del abuelo del actual monarca, Mohamed V, y de su padre, Hasán II, para presentar sus respetos.  

A finales de noviembre del año pasado, Sánchez aseguró que «una de las cosas» por las que pasaría a «la historia» es por haber exhumado «al dictador» del Valle de los Caídos. El 24 de octubre de 2019, con un despliegue cinematográfico propagandístico obsceno, el Gobierno consiguió su propósito de profanar la tumba de Francisco Franco ―pisoteando los deseos de la familia y la sacralidad del lugar―, el militar que gobernó España durante casi 40 años, desde la Guerra Civil hasta 1975.

Resulta, cuanto menos, desconcertante, que el presidente saque pecho de haber exhumado a Franco de su tumba en una suerte de damnatio memoriae posmoderna, acudiendo a su supuesta cita con la historia, mientras cruza el estrecho para arrodillarse y reverenciar las sepulturas de los monarcas absolutos marroquís.

Y es que, muchos de nuestros vecinos marroquíes ―los que sobrevivieron a las ‘bondades’ del régimen alauita―, guardan un recuerdo tenebroso de los años en los que Hasán II, el hombre al que Sánchez presentó sus respetos y al que ofreció sumiso flores, dirigió los designios del país magrebí

Durante el mandato del padre de Mohamed VI, que gobernó el país 38 años entre 1961 y 1999, se produjo una represión brutal en el país vecino, hasta el punto que el periodo ha pasado a llamarse los ‘Años de Plomo’. Bajo el mandato de Hasán II, las desapariciones de disidentes políticos, las torturas y las ejecuciones extrajudiciales, estuvieron a la orden del día.

En 2004, tras la muerte del monarca, se constituyó la Instancia Equidad y Reconciliación, un organismo estatal que se encargaría de revisar e investigar los ‘Años de Plomo’; ese mismo año se recibieron más de 20.000 solicitudes de reparación. Famosa fue Tazmamart, una prisión clandestina situada a los pies del Atlas donde se pudrieron en vida los presos políticos del régimen y que Hassán ordenó destruir en 1991 cuando su existencia pasó al dominio público.

En resumen, si hay adalides de una Memoria Histórica en Marruecos, no creemos que hayan visto con buenos ojos las reverencias del presidente del Gobierno de España a Hasán II. Y, para los partidarios de ésta en nuestro país, se les habrá antojado un tanto hipócrita la actitud de Sánchez, que homenajea allí a un tirano que encarna las mismas crueldades que el atribuye a Franco, al que maldice aquí; incluso peores: Franco no tuvo, que sepamos, un harén. El presidente más feminista de la historia rindiendo pleitesía a un sultán con concubinas; como decíamos al principio, la imagen a destacar de la cumbre.

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