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LA NIÑA ERA MENOR DE EDAD

Rebajan dos años y medio la condena por la ley del «sólo sí es sí» a un hombre que violó a su hija durante años

La ministra de Igualdad, Irene Montero. Europa Press
La ministra de Igualdad, Irene Montero. Europa Press

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha rebajado de un total de trece años y siete meses de cárcel a once años, dos meses y diecinueve días la condena que la Audiencia de Valladolid impuso en julio de 2018 a un hombre por delito continuo de violación sobre su hija, menor de edad, durante años.

La sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, concede la referida rebaja al condenado–Fiscalía de Valladolid y la acusación particular se manifestaron en contra–en aplicación de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como ley del «sólo sí es sí», y revoca así la negativa a la revisión de la condena a la baja dictada en noviembre de 2022 por la Audiencia Provincial.

El condenado y su esposa vivían con la hija de ambos en Valladolid, a la que el primero, cuando la niña contaba con una edad comprendida entre los 10 y los 12 años, comenzó a visitar de noche en su habitación varias veces a la semana para realizarle tocamientos en los pechos y en la zona genital, unas veces por encima de la ropa y otras introduciendo la mano dentro de la misma, según la información del Gabinete del Alto Tribunal castellanoleonés.

Asimismo, llevó a cabo dicho tipo de tocamientos en otras ocasiones, en jornada de tarde, en el sofá del cuarto de estar, cuando la víctima y su padre se encontraban solos en el domicilio.

Durante el verano del año 2016 la conducta del acusado se intensificó hasta el punto de que entraba casi a diario en la habitación de su hija para realizarle tales tocamientos, contra su voluntad.

Un día, en el transcurso del verano de 2016, el condenado entró en el dormitorio de la víctima cuando ella dormía y procedió a introducir la mano por dentro de la sábana, intentando meterla en el interior del pijama, momento en el que la niña se despertó y consiguió que saliera de la habitación.

Al día siguiente, cuando la pequeña se encontraba en el sofá, el acusado volvió a intentar meterle la mano por debajo del pijama, tratando ella de apartarlo, lo que no consiguió al agarrarla él por la cintura. Consiguió introducirle los dedos en la vagina.

Para realizar tales hechos el padre aprovechaba los momentos en los que su esposa, que padece esquizofrenia, estaba durmiendo o fuera del domicilio, de manera que la progenitora de la pequeña nunca llegó a enterarse de lo que estaba sucediendo.

La niña, dada la situación familiar que tenía y que le daba vergüenza, no contó lo que estaba sucediendo hasta el día 3 de septiembre del año 2016, fecha en la que en que se lo dijo a una amiga, y al encontrarse a unos policías, se lo expusieron a éstos, terminando la víctima por presentar denuncia.

Como consecuencia de los mismos, la niña recibe apoyo psicológico y le han quedado secuelas emocionales que pueden llegar a ser crónicas y que podrían interferir de forma negativa en su vida.

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