ETA asesinó de un tiro en la nuca al edil socialista hace diez años. Su recuerdo aún perdura entre todos aquellos que conocieron a un «hombre valiente».
Era 7 de mayo, viernes. Isaías Carrasco se dirigía hacia su trabajo cuando en la calle Navas de Tolosa de Mondragón, el etarra Beñat Aginagalde abría fuego contra el vehículo del edil socialista. Cinco disparos que atravesaron el parabrisas central y acabaron con la vida de un «hombre valiente».
Carrasco tenía 43 años, era militante socialista y afiliado a UGT, Había sido concejal por Mondragón y había renunciado a la escolta tras no renovar su cargo. «Era un trabajador honrado que llevaba al PSE en el corazón», explica su viuda.
Cada 7 de marzo, Marian Romero rememora los últimos pasos de Carrasco y deposita tres flores blancas y una roja en memoria de su marido. El exconcejal socialista era padre de tres hijos. «A mi padre lo han matado por defender la libertad, la democracia y las ideas socialistas», aseguró el día despues Sandra Carrasco en un discurso en plaza de Arrasate.
En declaraciones al Diario Vasco, la viuda de Carrasco y sus dos hijas hijas mayores repasan todo lo vivido desde que les comunicaron que la banda terrorista también había terminado con la vida de su Isaías. «Siento que el tiempo ha pasado a veces muy rápido. Otras veces miro hacia atrás y veo que he perdido…», explica una emocionada Marian Romero.
«En el hospital cuando nos dijeron que había fallecido, fuimos a verle de uno en uno. Estaba tapado hasta arriba, me querían impedir que le destapara y le dije a aquella mujer que ni se le ocurriera tocarme. Tenía que verle las heridas. Fíjate que tenía cinco tiros, pero a mí el que más me marcó fue el de la garganta. Había días que soñaba y le veía que me hablaba con el tiro en la garganta…», sentencia Sandra
Marian cree que uno de los momentos más duros tras la muertes de Isaías fue abandonar su barrio: «No se podía vivir allí. Yo me asomaba a la ventana y veía la sangre en la calle. Le decía a Sandra: Hay sangre en la puerta».
La soledad
Sandra Carrasco recuerda con amargura la falta de apoyos de su entorno de amigas: «En la propia familia. Yo me quedé sin amigas, más sola que la una. Me he tenido que buscar la vida como he podido. Cuando tuve mi depresión, la psicóloga me decía que lo que más daño me estaba haciendo era lo social, porque cuando más necesitaba el apoyo de unas amistades para ir al cine o cualquier cosa… Nada, nada, no tenía a nadie».
«Dicen que cambiamos. Pero yo no creo que haya cambiado. Yo tengo la suerte de que mis dos amigas, Mirelli y Ana, que para mí son como mis hermanas, las sigo manteniendo. Otras me han dejado de lado, se ve que no eran amigas, sino conocidas», sentencia Marian.
La viuda respeta a los familiares de las víctimas, pero advierte que no está dispuesta a perdonar: «Cuando piden respeto… Yo claro que respeto, pero cuando me dicen que sufren las familias de los presos, pienso que ellos pueden ir a verles a sus cárceles. Yo no. Cuando les veo manifestándose en el pueblo y piden derechos, pienso: ¿Qué derechos tuvo Isaías? Ningún derecho, ninguna oportunidad, no tuvo nada. Cuando me vienen esas cosas a la cabeza, tengo que controlar mi rabia. Yo lo he pasado mal, muy mal y Ainara lo ha vivido conmigo».
‘No hemos reconocido a los que hicieron frente al terror’
La secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, ha opinado que el País Vasco «tiene pendiente» aún «reconocer a quienes supieron hacer frente al terror -de ETA- sin renunciar a sus ideas» y que han sido «la garantía para preservar la pluralidad».
Mendia ha asegurado que el PSE-EE «está conjurado para construir una convivencia cimentada» en la «verdad» y ha recalcado que el «mayor orgullo» de su partido es «la victoria de la Euskadi plural frente a quienes quisieron mutilarla».
«Ratificamos de nuevo aquí nuestro compromiso expreso con que el futuro de Euskadi se levante sobre la deslegitimación plena y radical del terrorismo» y que éste «se eleve sobre el reconocimiento inexcusable de que jamás hubo razón para matar ni amenazar», ha dicho la dirigente socialista.
Dirigiéndose a los allegados de Isaías Carrasco, la líder del PSE-EE ha reiterado que «jamás nadie debió ser condenado a muerte por pensar como quisiera».
«Ninguna familia debió sufrir el aislamiento y el desprecio que habéis padecido vosotros», ha insistido, antes de hacer un llamamiento a la sociedad para que reconozca «la dignidad de unas víctimas que tuvieron que gestionar su soledad y sufrimiento sin tomarse la justicia por su mano».
«Conseguimos que la democracia venciera a la imposición, que la dignidad venciera al asesinato y vamos a lograr que la verdad venza al olvido», ha subrayado.
Mendia ha criticado duramente a «quienes aplaudieron» el asesinato de Carrasco, a «quienes lo explicaron» y «justificaron» y, en concreto, a quienes, desde la Alcaldía de Arrasate, que en aquel momento «ocupaba la izquierda abertzale, se ocultaron durante los días de luto y dejaron después desvalida a una familia entera».
«Una familia que tras sentir el dolor del padre muerto, del marido perdido, el desgarro de perderle entre sus brazos, tuvo que sufrir el ensalzamiento de los asesinos en sus propias calles y el aislamiento personal y social», ha indicado.