En un contexto marcado por investigaciones judiciales y filtraciones, Víctor de Aldama declara voluntariamente este jueves ante el juez, en un momento crítico para aclarar su papel en las relaciones entre el Gobierno español y la trama de intermediarios vinculada a Koldo García e incluso al régimen venezolano. La comparecencia ocurre mientras se analizan los dispositivos electrónicos de José Luis Ábalos, exministro de Transportes, y se identifican nuevas líneas de investigación.
Desde 2019, Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, sostuvo al menos siete reuniones con Aldama para gestionar posibles acuerdos comerciales. Según la investigación, Koldo García, señalado como principal intermediario de la trama, actuó como enlace en al menos tres ocasiones entre Aldama y Sánchez. La influencia de Aldama se extendió tanto en el ámbito gubernamental como empresarial, incluyendo su participación en eventos del Ministerio de Transportes, ferias internacionales y proyectos impulsados por la Organización Mundial del Turismo (OMT).
En enero de 2019, durante la inauguración de Fitur, se evidenció la confluencia de intereses entre el Gobierno, la OMT y Globalia, con la presentación del hub de innovación Wakalua, patrocinador principal del IE Africa Center, dirigido por Gómez. Este evento marcó un punto de inflexión, ya que el Gobierno cedió a la OMT un espacio en el Palacio de Congresos de Madrid por 75 años, tras asumir una costosa reforma.
Aldama desempeñó un papel estratégico en las relaciones con el chavismo. En diciembre de 2019, elaboró una carta de invitación a Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, firmada por Ábalos. La visita de Rodríguez a España, conocida como el Delcygate, generó una crisis diplomática y marcó un cambio drástico en la postura de Sánchez respecto al régimen venezolano. A pesar de ser el primer líder europeo en reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado, Sánchez evitó recibirlo durante su visita a España en enero de 2020.
Las conversaciones recuperadas por la UCO muestran que Aldama medió en las tensiones derivadas del escándalo. Incluso después del encuentro fallido con Guaidó, el Gobierno español presionó a líderes europeos como Angela Merkel y Emmanuel Macron para evitar reuniones públicas con el opositor venezolano.
La relación entre Aldama y figuras como Javier Hidalgo, ex-CEO de Globalia, abarcó negocios vinculados al Ministerio de Sanidad y proyectos como Telefarmacia App, un servicio prohibido por la legislación española. En paralelo, Aldama fue clave en el rescate de Air Europa, gestionado por la SEPI y supervisado directamente por Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Ábalos. La negociación culminó tras semanas de retrasos y mensajes entre Aldama y Hidalgo, reflejando la intervención directa del Gobierno.
Eventos sociales y profesionales también destacan en esta trama. En diciembre de 2019, Sánchez y Gómez asistieron a una fiesta organizada por Aldama, mientras que en marzo de 2020, Gómez participó en un evento patrocinado por Wakalua en Londres. Este tipo de interacciones reforzaron los vínculos entre el entorno presidencial y las operaciones de Aldama, pese a las negativas públicas de Sánchez sobre cualquier relación con el intermediario.