El portavoz de VOX en materia de Seguridad, Samuel Vázquez, ha comparecido ante los medios de comunicación desde los juzgados tras lograr que imputen al director general de la Policía y un comisario principal por los presuntos delitos de prevaricación, acoso y coacciones. Vázquez, que actúa como querellante en la causa, ha denunciado públicamente el hostigamiento sufrido durante su último año como agente del Cuerpo Nacional de Policía, una persecución que, según ha asegurado, le impidió incluso ejercer su derecho constitucional al sufragio pasivo.
«Sólo quiero recordar que tengo cinco expedientes consecutivos abiertos motu proprio por el director general de la Policía, sin denunciante, lo que probablemente no tenga precedentes en nuestra democracia», ha afirmado. Entre los expedientes abiertos, Vázquez menciona uno por un tuit que no escribió, otro por un cartel que no diseñó y varios por supuestamente vilipendiar a mandos que nunca le denunciaron ni fueron llamados a declarar. Uno de ellos, por llamar «analfabeto en ciencia policial y criminal» al director general, ya fue archivado por la Audiencia Nacional, que le dio la razón reconociéndole su derecho a la libertad de expresión.
La misma Audiencia, según ha relatado, recordó que los dirigentes policiales deben actuar como cualquier ciudadano si consideran que han sido injuriados: «Deben pagarse un abogado, como hacen todos los españoles, y no utilizar una unidad de régimen interno como bufé gratuito», explicó.
Durante su declaración, Vázquez ha criticado lo que considera una estrategia institucional para desgastar a quienes alzan la voz: «No les importa que ganes todos los juicios dentro de dos años. Lo que quieren es agotarte en el proceso: dejarte sin sueldo, sin placa, sin pistola, minar tu salud y afectar a tu familia». Según relata, un comisario amigo le advirtió que en este tipo de procesos «pierdes siempre», porque la intención no es sancionar, sino rendir al denunciante por agotamiento.
Vázquez ha concluido asegurando que no se ha dado de baja ni piensa rendirse: «Estos sinvergüenzas no van a conseguir nunca que agache la cabeza ni que deje de alzar la voz».