“Ser español está terriblemente mal visto, sobre todo, en España”. «Decimos lo que haga falta con tal de no decir España». El diario de Ignacio Escolar publica un controvertido texto de Opinión, titulado, “A favor de tirar España abajo”.
José A. Pérez Ledo es un talentoso publicitario, autor de numerosos guiones para la productora El Terrat, PRISA o humoristas de la talla de Joaquín Reyes o Pablo Motos. También ha dirigido el programa de La 2 “Órbita Laika”, un peculiar show de divulgación científica y últimamente ha publicado una novela en Planeta de título «Esto no es una historia de amor».
Tiene una sección en «Hoy por Hoy» (Cadena SER) y otra en «Más que palabras» (Radio Euskadi). Ha escrito en Público, El Confidencial, El Correo, Rolling Stone y Jot Down; ahora lo hace en el digital de Ignacio Escolar, eldiario.es.
Se presenta como “de extrema derecha por la mañana, sobre todo cuando madrugo, pero me reconcilio con los derechos civiles después del segundo café”.
En el apogeo de la crisis separatista en Cataluña y en un momento en el que la sociedad civil ha empezado a hacer visibles los símbolos comunes en balcones y ventanas y en el que la Cataluña contraria a la ruptura se ha movilizado por fin, Pérez Ledo publica un texto en eldiario.es de título “A favor de tirar España abajo”.
Evitar pronunciar la palabra «España»
El autor es de la opinión de que “nadie en su sano juicio querría ser español. Lo somos porque nos ha tocado, porque no hay más remedio. La españolidad se lleva igual que la cojera, la calvicie o la presbicia: con aguante y resignación”. Acepta que hay quien sí se enorgullece de ser español “de la misma manera que hay quien se enorgullece de ser cojo o calvo o présbite. (…) Allá cada cual con sus neurosis”.
José A. Pérez Ledo está convencido de que “ser español está terriblemente mal visto, sobre todo, en España”. Y se trataría de una imagen que no tendría que ver con prejuicios sino con realidades históricas, con “la hemeroteca”.
“Cualquier persona cuerda, sensata y cultivada preferiría ser de algún sitio con una historia, si no menos negra, sí un poco menos necia. Francia, Canadá, Reino Unido. Todos esos países tienen sus traumas y sus problemas, qué duda cabe, pero, al menos, pueden levantar edificios sin miedo a que, en plena excavación, aparezcan los abuelos de medio pueblo allí enterrados. No me parece un detalle menor”.
No tiene reparos el publicitario en reconocer que incluso evita mencionar el nombre de España: “muchos hasta evitamos mencionarlo. Nos trabajamos la sinécdoque y decimos «Madrid» y decimos «Estado». Decimos lo que haga falta con tal de no decir España, no vaya a ser que algún compatriota piense que, solo por mentarla, ya simpatizamos con ella”.
Existen, sin embargo, una posibilidad de que los españoles, a juicio de Pérez Ledo, se reconcilien con España: “tirar abajo esta España de ahora e imaginar una nueva, esta vez sí, entre todos y todas”. Lo contrario implicaría asumir “que esa bandera tan parecida a aquella bajo la cual tantos fueron fusilados es también la nuestra”. Un imposible. Por eso es imprescindible “inventar símbolos nuevos” y poner “de una vez el acento en nuestra diversidad cultural e idiomática”.
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