El geólogo Enrique Ortega Gironés ha cuestionado las declaraciones del presidente Pedro Sánchez, quien atribuyó las recientes inundaciones en Valencia al cambio climático y al incremento de emisiones de CO2. Ortega Gironés, asesor en el Banco Interamericano de Desarrollo y colaborador de la Agencia de Energía Atómica de la Unión Europea, sostiene que no existe relación entre el calentamiento global y las DANAs como la que afectó a Valencia la semana pasada, tal y como ha avanzado The Objective.
En un artículo titulado Riadas, gotas frías y DANAs: breve recorrido por la desmemoria y los despropósitos climáticos, Ortega Gironés recuerda que estas inundaciones han sido comunes en la costa mediterránea desde hace siglos. «Desde 1321 hasta 2024, hemos registrado 27 grandes riadas en la región, aproximadamente cada 25 años, sin que haya una relación con el aumento de las temperaturas», detalla. Apunta, además, que muchos de estos fenómenos ocurrieron durante la Pequeña Edad de Hielo, un período de enfriamiento entre los siglos XIV y XIX.
Para respaldar su análisis, Ortega Gironés presenta un gráfico elaborado por el Grupo Español de Materias Primas Estratégicas/Críticas (GEMPE/c) del Instituto de Ingeniería de España, en el que se observa la evolución de las temperaturas desde el año 1200. En la gráfica, los círculos azules señalan los momentos de las grandes riadas, las cuales, según el geólogo, «ocurren tanto en períodos de ascenso como de descenso de temperaturas, sin ninguna correlación con la evolución térmica«.
Ortega Gironés también recurre a crónicas históricas para ilustrar la recurrencia de estos eventos. Cita al naturalista Antonio José Cavanilles, quien en 1775 describió cómo una riada en el barranco de Buñol devastó varias localidades de Valencia, arrasando edificios y dejando numerosas víctimas. Otro testimonio de Vicente Boix, cronista de Valencia, narra la riada de San Carlos de 1864, cuando el río Júcar inundó calles, instalaciones de la Guardia Civil y otras infraestructuras, un episodio similar al desastre de Tous en 1982.
El geólogo concluye que los registros históricos y gráficos muestran que inundaciones intensas como estas no son una novedad en la región y se han producido en contextos de variaciones de temperatura. Ortega Gironés añade que grandes riadas en los años 1944, 1957 y 1982 se dieron en momentos de enfriamiento global, una época en la que incluso se temía el inicio de una nueva glaciación. A su juicio, estos datos «demuestran la falta de correlación entre el calentamiento global y el aumento en la frecuencia o intensidad de las DANAs».