Un grupo de inmigrantes ha denunciado ante la Policía Nacional al dueño de la pensión Sydney (Ibrahim, de origen argelino), ubicada en Alicante, por presunto maltrato. Según reporta la denuncia, los problemas empezaron cuando los inmigrantes ilegales acogidos empezaron a meter en el hostal comida de fuera: «Nos habló por un altavoz llamándonos ‘hijos de puta’, habéis traído comida de fuera, si queréis comer tenéis que comer aquí, sucios, guarros'». Al parecer, el dueño de la pensión les había dado permiso para meter todo tipo de alimentos.
«Cuando la denunciante le preguntó por qué les insultaba, éste le respondió con más insultos diciendo ‘tú, hija de puta, si voy te arranco el pelo, además has venido sin papeles. Si voy te piso'». Apuntan a que estos ataques van dirigidos a todas las familias allí presentes, habiendo entrado en la península en patera.
Cuando la manifestante le amenazó con denunciar los hechos, su reacción fue incluso más agresiva, llegando a insinuar que no se atrevería y, en caso de hacerlo, violaría a todas: «¡Lo habéis hecho! Me vais a denunciar, pues os voy a follar una por una».
En otra ocasión, cuando varias familias se encontraban en el comedor, el dueño, a través del móvil de una trabajadora que puso el altavoz, les llamó nuevamente «hijas de puta», además de «putas, que habéis venido de Argelia pero sois putas bastardas». También dijo: «Sois perros, tenéis que recoger vuestras cosas y salir de la pensión».
Por último, los más pequeños también han sufrido ataques de agresividad por parte de Ibrahim, que los insulta cada vez que se sientan en el comedor a hacer los deberes. De hecho, la hermana pequeña de la denunciante, de tan sólo 13 años, reconoce estar «aterrada».
Implicación de la ONG Accem
En la propia denuncia de este grupo de inmigrantes argelinos, también figura una de las asociaciones más subvencionadas por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, Accem. En concreto, señalan que están al corriente de todo pero les han transmitido que «no pueden hacer nada».
Ante esta situación, LA GACETA se ha puesto en contacto con dos de las víctimas, que no han dudado en condenar la cara oculta de esta ONG y algunos de sus trabajadores: «Sospechamos que Accem trabaja con el dueño del hotel y nos están haciendo la vida imposible, nos están humillando, los niños aquí se van a dormir con hambre y yo me despierto llorando porque no tengo ni pan».
«Cuando llegué, los trabajadores de Accem fueron súper amables porque estoy embarazada. Me dijeron que les avisase de cualquiera que me estuviese molestando y que me darían leche, pañales, agua y ropa, pero no han cumplido».
Además, revela que la alimentación que se ven obligadas a consumir es nefasta y repetitiva, algo que le está afectando en su embarazo ya que también sufre de anemia. Por último, no duda en criticar el «enriquecimiento» que hace esta ONG con ellos: «Son todo falsas promesas, nos llenan de expectativas y luego no cumplen».