«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Señalan a ciertas entidades religiosas como responsables

Una plataforma por los derechos de la infancia advierte de que en El Raval se producen más matrimonios infantiles que nunca

Musulmanas en Cataluña. Redes Sociales

Una plataforma por los derechos de la infancia ha denunciado un alarmante aumento del control sobre las niñas en el barrio del Raval, en Barcelona. Según los educadores de ocio que trabajan en la zona, desde la pandemia se ha intensificado la presión familiar sobre las menores, restringiendo sus libertades y oportunidades.

A través de un comunicado en X (antes Twitter), la plataforma Per Elles ha hecho pública su preocupación, alertando de que muchas niñas en el Raval ven limitada su capacidad de decisión, incluso en aspectos tan básicos como la vestimenta o su participación en actividades recreativas. Los educadores señalan directamente a ciertas entidades religiosas como responsables de esta creciente imposición de normas estrictas que afectan especialmente a las menores de algunas comunidades.

La denuncia ha encontrado eco en algunos medios de comunicación, como Betevé, que ha entrevistado a representantes de la Asociación Cultural de Mujeres Pakistanís (Acesop). Desde esta organización advierten que «las niñas están más controladas que nunca» y, en los casos más extremos, son socialmente aisladas como paso previo a matrimonios forzados. De hecho, los casos de matrimonios infantiles han aumentado en Europa de manera preocupante desde la pandemia.

Según estas asociaciones, el refuerzo del control social se da especialmente en comunidades con estructuras religiosas más cerradas, como las de origen pakistaní y filipino, que son predominantes en el Raval. Sin embargo, otras entidades, como la asociación Ibn Battuta o el Centro Islámico Camí de la Pau, minimizan la gravedad del problema y lo atribuyen a casos aislados. Apelan a la mediación como solución, aunque esta postura contrasta radicalmente con el testimonio de los educadores que trabajan directamente con las menores.

Estos profesionales han detectado un patrón común en la infancia de muchas de estas niñas: alrededor de los 12 años, comienzan a desaparecer de las actividades de ocio. Dejan de ir a la piscina, abandonan las excursiones y colonias, y son apartadas de las actividades extraescolares. Sus familias, influenciadas por líderes religiosos y estructuras comunitarias tradicionales, ejercen un férreo control sobre ellas, impidiéndoles salir solas o vestir ropa que no cubra por completo su cuerpo.

En los casos más extremos, el aislamiento social es utilizado como herramienta para preparar a estas jóvenes para un matrimonio impuesto. Quienes se rebelan contra esta situación pueden sufrir marginación, rechazo familiar e incluso amenazas físicas. Algunas llegan a ser víctimas de malos tratos, castigos extremos e incluso, en situaciones límite, asesinatos.

Mientras en Cataluña algunas formaciones políticas alertan sobre el impacto del multiculturalismo y los riesgos de promover una inmigración sin regulación, la Generalidad ha multado a varios de sus líderes por considerar que sus discursos incitan al odio y fomentan la discriminación. A pesar de las advertencias de los educadores y de ciertos colectivos sociales, el Gobierno catalán y los principales medios de comunicación siguen evitando abordar de forma directa esta problemática.

+ en
Fondo newsletter