Vecinos de Paiporta, municipio ubicado en la «zona cero» de la riada, se han movilizado contra la alcaldesa socialista Maribel Albalat, a quien responsabilizan directamente por la gestión que llevó a cabo durante y después del paso de la catástrofe. La presión ciudadana ha ido en aumento y se ha materializado incluso en las redes sociales, donde ha surgido un perfil en Instagram bajo el nombre Albalat dimisión, que recoge imágenes críticas con la dirigente local y mensajes de rechazo hacia su equipo de gobierno.
La creación de este canal digital ha sido impulsada por un grupo que se autodefine como un colectivo surgido «para exigir la dimisión de Maribel Albalat y de todos los miembros de su ejecutivo municipal». En su declaración pública afirman que «las razones sobran» y acusan directamente a la alcaldesa de «negligencia durante la emergencia y en las tareas de recuperación posteriores».
La indignación vecinal no es reciente, pero ha ido en aumento desde que en enero de 2025 el pleno del Ayuntamiento reprobara de manera oficial tanto a Albalat como al conjunto de concejales socialistas que conforman su equipo de gobierno. Esa moción de reprobación fue el primer paso institucional que dejó constancia del malestar generalizado por su actuación ante la catástrofe.
En abril, la situación escaló aún más: el pleno municipal aprobó otra moción, esta vez instando de forma explícita a la dimisión de la alcaldesa y su equipo. Desde entonces, los llamamientos públicos para que acaten ese mandato han sido constantes, tanto desde la oposición como desde colectivos vecinales organizados. Las críticas se han centrado también en el estado de las reparaciones en la vía pública, que muchos consideran inadecuadas o tardías.
El ambiente en el municipio es claramente hostil y tenso. Paiporta es la localidad más afectada por la riada, con un trágico balance de 56 víctimas mortales, lo que ha provocado un profundo malestar entre los residentes. Esta crispación se ha trasladado incluso a los plenos municipales, donde se han producido momentos de gran tensión.
En la última sesión plenaria, se vivió un episodio particularmente polémico: un hombre fue expulsado tras una presunta agresión a una mujer presente en la sala. La alcaldesa, en una decisión muy criticada, optó también por echar a la mujer, lo que generó una fuerte reacción por parte de la portavoz de la oposición. Esta advirtió que si la víctima era obligada a abandonar el salón, su grupo político abandonaría también la sesión. Finalmente, decidieron quedarse, pero el incidente reflejó el clima de confrontación que impera en la política local.
