El intento de EH Bildu y Podemos de eliminar el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que corona el monte Urgull desde 1950, ha desatado una oleada de indignación entre los vecinos de San Sebastián. Lejos de ser un «símbolo franquista», como pretenden justificar desde la izquierda proetarra y la extrema izquierda, los donostiarras lo consideran un emblema espiritual, identitario y cultural de la ciudad.
«¿Y por qué hay que quitarlo?», se pregunta una vecina. «Sé lo que fue el franquismo, y esto no lo vinculo en absoluto con el franquismo. No hay por qué quitarlo, ni mucho menos. Yo creo que se tiene que quedar donde está«, añade en declaraciones a Diario Vasco. Su testimonio refleja el sentir mayoritario de una población que no acepta que su patrimonio sea reinterpretado con fines ideológicos.
Otro donostiarra es aún más contundente: «Es un símbolo espiritual. Es el emblema de la ciudad, nos ilumina a todos. Yo he viajado mucho y he visto que en otros países hay monumentos así y nadie dice que los derriben. Es absurdo». La izquierda parece ser la única que ve en la fe un problema cuando se expresa desde lo cristiano.
«Va al margen de ser religioso o no. Yo lo he visto desde que he nacido. Me parece fatal que lo vayan a tirar. Es un icono de la ciudad. Cuando uno llega a la Bahía de la Concha, lo primero que ve es la figura del Sagrado Corazón», añade otra residente con indignación.
No falta quien apunta al despropósito histórico de la propuesta: «Con el franquismo nací yo también», ironiza una vecina.
La ofensiva de Bildu y Podemos contra los símbolos cristianos sigue su curso, ahora en nombre de una supuesta «memoria democrática» que parece tener como único objetivo arrancar las raíces culturales y espirituales de España.