«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Violencia y separatismo, las dos herramientas de Podemos contra el sistema

La estrategia de Podemos es clara: atacar al sistema, mientras se sirve de su generosidad, para imponerse políticamente

Las últimas declaraciones de Pablo Iglesias en las que señala que considera “gravísimo y terrible” que se haya prohibido la cesión de un local del Ayuntamiento de Madrid para la celebración de un acto a favor del separatismo catalán son la última muestra de que para Podemos todo vale para desestabilizar social y políticamente España.

Es un nuevo cambio de opinión en su ya esquizofrénica postura sobre la consulta ilegal y el independentismo de una parta de los políticos catalanes.

Recordemos algunos de estos cambios de opinión. En sus declaraciones en las que tilda de grave y terrible la prohibición por parte de un juzgado del acto convocado en Madrid, también ha explicado que: «Los problemas políticos no los resuelven ni la policía ni los jueces». Sin embargo, en 2015, su opinión era muy diferente al señalar que si el Ejecutivo catalán declaraba unilateralmente la independencia, la solución “no dependería del Gobierno, sino de la aplicación de la justicia y eso lo hacen los tribunales”.

No son los únicos cambios de opinión a este respecto. En el año 2012, en pleno radicalismo de sus primeros momentos públicos mientras preparaba el salto a la política y organizaba lo que después sería Podemos, Iglesias no dudó en asegurar: “Si yo fuera catalán querría ser independiente”. Dos años después, había cambiado radicalmente: “¿Quiero que Cataluña se vaya? No quiero”, afirmaba tajantemente.

Pero el colmo de la falta de criterio político de Pablo Iglesias lo encontramos en los tres últimos meses. El pasado mes de julio, aseguraba en Cádiz que si fuera catalán no participaría en la consulta del próximo 1 de octubre. Sin embargo, el pasado 11 de septiembre, en Santa Coloma de Gramenet, en plena Diada, acaba su discurso, puño en alto, con un “viva Cataluña libre y soberana”. Pero no acaba aquí la cosa, solamente un día después, ya en Madrid, aseguraba que él no era catalán: “soy español, de Madrid. Tango que respetar a los ciudadanos de Cataluña”.

Estos cambios en sus opiniones no son sino parte de una estrategia clara de la formación que lidera. Su objetivo es atacar al sistema y generar una crisis en la que su partido aparezca como la nueva fuerza mayoritaria. Lo que él y sus secuaces denominan “crear nuevas mayorías”. Por eso necesita crispación. Esto le lleva a autodefinirse como español en Madrid y Cádiz, mientras que cada vez que viaja a Cataluña, alenta el separatismo. ¿O no recordamos que hacía lo mismo en la comunidad autónoma vasca?

Hace años frecuentaba las herriko tabernas, los centros de reunión del separatismo terrorismo vasco que durante muchos años, como recogen las sentencias judiciales, fueron una de las principales fuentes de ingresos de ETA. Entonces, y en aquel ambiente, aseguraba que entendía que los vascos quisieran abandonar España, pero les pedía que no “les dejaran solos ante los españoles”.

Por si todo esto fuera poco, este pasado miércoles, Pablo Iglesias sumaba su formación, Unidos Podemos, a una iniciativa tomada por los separatistas PdCat y ERC, y a los proetarras de Bildu que pretenden pedir explicaciones al Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, por su decisión de tomar declaración como imputados a todos aquellos alcaldes que colaboren con la consulta ilegal del próximo primero de octubre.

Con los violentos

Pero los ataques de Podemos contra el sistema político no solamente se viven en su relación con el conflicto catalán. Siempre se han sumado a los comportamientos violentos que hayan sido protagonizados por la izquierda y se han permitido el lujo, incluso, de justificar los atentados terroristas de ETA y de los yihadistas, señalando que “tienen una causa política”, como dijo Pablo Iglesias o que “se ha fallado a mucha gente que no ve otra salida que inmolarse”, como afirmó uno de los líderes de Podemos, Miguel Urbán, tras los atentados de 2015.

Tampoco han escatimado su generoso apoyo a personas que no han dudado en emplear la violencia contra las instituciones, las Fuerzas y Curpos de Seguridad del Estado o contra personas anónimas. Así, en plena campaña de rodea el Congreso -recordemos que las primeras convocatorias se hicieron bajo el lema de asalta el Congreso- los líderes de Unidos Podemos mostraron su apoyo a este desafío a las instituciones. El propio Alberto Garzón, entonces diputado de IU, hoy de Unidos Podemos, salió del hemiciclo cuando este estaba siendo rodeado, para mostrar su solidaridad con quienes gritaban “no nos representan”. Lo más irónico es que uno de quienes no les representaba entonces era el propio Garzón.

Iglesias aseguraba “sentir emoción” cuando un policía nacional de la Unidad de Intervención Policial era golpeado ante las cámaras durante esas mismas protestas. Y también presumía de haberse peleado una sola vez en la que entre varios golpearon a un individuo entre tres “políticos universitarios” porque “un grupo de lumpenes de clase social mucho más baja que la nuestra, pues eso: gentuza, intentó robar una mesa de mezclas”.

También desde Podemos se ha defendido a violentos como Alfon, el radical ligado a Bukaneros, grupo ultra del Rayo Vallecano, tras haber sido detenido con material explosivo durante la última huelga general, o a los movimientos violentos que se vivieron en el barrio burgalés de Gamonal. También han terminado en Podemos los antiguos miembros del SAT, que acumulan condenas por actos violentos, como Andrés Bódalo.

La estrategia de Podemos es clara, cuanto más ataques al sistema, mejor para ellos. Aunque esto signifique la ruptura de España, un país al que dicen querer gobernar. Aunque esto signifique una oleada de violencia contra las instituciones, en las que ellos se han acomodado rápidamente. Y aunque esto signifique el ataque alas Fuerzas de Seguridad, a las que ellos no dudan en defender en países como Venezuela, donde se dedican a asesinar a estudiantes y opositores en la calle. Y es que, como aseguró Pablo Iglesias: “el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”.

Alguna publicidad valiente y la ayuda desinteresada de muchos lectores como tú han hecho posible esta noticia. Conoces nuestra línea editorial, a contracorriente de la ideología dominante y desacomplejadamente comprometida con la dignidad humana, la unidad de España y la identidad de Europa. No es fácil ni es barato sostener un medio de comunicación que beba de estos postulados, siempre contra los más poderosos. Por eso te pedimos que nos ayudes con una aportación, que formes parte de nuestro proyecto, que ayudes a que sigamos incordiando al Poder. Puedes hacerlo de varias maneras, infórmate aquí.

TEMAS |
+ en
.
Fondo newsletter