El cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana, fruto del resultado electoral del pasado 28 de mayo, es una realidad que, en poco más de dos meses, está desterrando paso a paso las políticas del anterior Ejecutivo del PSOE y Compromís.
La eliminación del impuesto de Sucesiones y Donaciones, las rebajas de tributos y nuevas deducciones fiscales o la desideologización de la cultura representan los primeros pasos hacia el cambio que necesita la sociedad. De esta forma, el Consell presidido por Carlos Mazón, del Partido Popular, de la mano de su vicepresidente de VOX, Vicente Barrera, está no sólo agilizando sino haciendo realidad, las 50 medidas a las que ambas formaciones se comprometieron tras las negociaciones que han materializado el gobierno de coalición.
Esta semana, la realidad del cambio, del destierro de las políticas del Botànic ―el anterior gobierno valenciano, formado por el PSOE y Compromís con el apoyo de Podemos―, se ha podido apreciar con nitidez con dos actos con un fuerte contenido político.
Por un lado, con la visita a Bruselas del vicepresidente primero de la Generalitat, Vicente Barrera, quien, junto al eurodiputado de VOX Jorge Buxadé, arroparon al conseller de Agricultura de la región, José Luis Aguirre, en su defensa de los agricultores ―especialmente a los arroceros― valencianos frente a las instituciones europeas, como pudieron leer en La Gaceta. El vicepresidente valenciano, junto al jefe de la Delegación de VOX en el Parlamento Europeo, exigió cambiar la regulación que arruina a este sector. Una legislación que, según la formación de Santiago Abascal, muestra la peor cara del globalismo, castigando a los agricultores de la UE mientras premia a los de fuera.
Junto a este fuerte gesto de defensa de los agricultores valencianos ante la deriva globalista de Bruselas, impensable antes de la llegada de VOX al Consell, el lunes se pudo ver otra demostración de que el nuevo gobierno piensa dar la vuelta a las políticas ideológicas del Botànic; y nada menos que en el día grande de la Comunidad Valenciana, el 9 de octubre.
El día oficial que celebra esta autonomía se debe a la conmemoración de la entrada del rey Jaime I en la ciudad de Valencia en el año 1238, que marcó el fin del dominio musulmán en la región. En este día, se celebra una misa y un Te Deum en la Catedral de Valencia, que se interpreta en conmemoración de la conversión al cristianismo del Reino de Valencia. Simbólicamente, la bandera de la región, Reial Senyera, es introducida solemnemente en el templo.
Sin embargo, desde la llegada del PSOE y Compromís a las instituciones valencianas éstos trataron de despojar a esta fiesta centenaria de su carga religiosa. Por ello, desde 2014, la Senyera no entró en la catedral para el acto religioso. Hasta este año. El lunes, tras dos legislaturas de sectarismo ideológico, la procesión del 9 de octubre regresó a la versión habitual y tradicional.
Dos gestos políticos que evidencian el avance que supone que las ideas de la formación, liderada por Santiago Abascal, lleguen a las instituciones: la lucha contra el globalismo en defensa de los trabajadores y la defensa de las tradiciones y costumbres frente a la ideología progresista.