Un hombre ha muerto, Jeffrey Epstein, presuntamente suicidado, y una mujer, Giselle Maxwell, su socia, está en prisión condenada por prostituir menores en beneficio de personas que, curiosamente, no sólo no han sido encausadas sino que ni siquiera sabemos sus nombres.
La Lista de Epstein —el registro de sus clientes— es uno de los documentos más codiciados por el público y eje de innumerables teorías de la conspiración. Se supone que en esa lista figuran nombres muy importantes, pedófilos ocultos que serían parte de la flor y nata del estamento político, social y empresarial de todo el mundo.
Por eso la campaña electoral de Trump ganó un punto importante con su promesa de hacerla pública, junto con otra documentación todavía secreta como todo lo relacionado con el asesinato del presidente John F. Kennedy.
Hace unos días la nueva fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, reveló en la red social X que tenía ante sí la famosa lista, y que iba a hacerla pública, en un tuit misteriosamente borrado posteriormente. Y ahora sabemos por un informante que agentes del FBI están borrando documentos en torno a la famosa lista de prestigiosos degenerados.
El denunciante, un autodenominado «agente del FBI suspendido indefinidamente» que responde al nombre de Garret O’Boyle, confirmó al veterano periodista Michael Shellenberger que los archivos están siendo eliminados.
Según la fuente, los empleados del FBI llevan borrando archivos confidenciales sobre Epstein aislados en servidores seguros de la agencia desde antes de que el juramentado director, Kash Patel, asumiera el cargo de jefe de la agencia. Debido a la naturaleza de la infraestructura técnica que almacena los archivos, el denunciante asegura que la eliminación provocaría que fuera completamente irrecuperable.
Si bien Patel desplegó más de 1.000 agentes del FBI desde Washington, el edificio Hoover permanece abierto y miembros de la agencia siguen eliminando archivos cruciales de Epstein.
Las especulaciones en torno a la demora en cumplir esta promesa electoral se centran en la conexión de Epstein con la comunidad de Inteligencia, confirmada por el ex secretario de Trabajo de la Administración Trump, Alexander Acosta.
Durante su consideración para el puesto en 2017, Acosta declaró que recibió instrucciones de aprobar un acuerdo de no enjuiciamiento ofrecido a Epstein en 2008 para evitar cualquier cargo federal cuando era fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida. En ese papel, supervisaba el procesamiento de Epstein después de su arresto en Palm Beach, Florida, por cargos de tráfico sexual de menores. Acosta explicó la razón detrás de la aprobación del acuerdo a los funcionarios de la administración Trump diciendo: «Me dijeron que Epstein ‘pertenecía a la inteligencia’ y que lo dejara en paz».