«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Perpretada por una mujer que se consideraba trans

Biden empieza una comparecencia tras la matanza de Nashville con un chiste

El presidente de EEUU, Joe Biden. Europa Press

«Mi nombre es Joe Biden», fueron las primeras palabras del presidente, entre risas, en la comparecencia de ayer. «Soy el esposo de la Dra. Jill Biden. Me gusta el helado, con tropezones de chocolate. Bajé porque he oído que había helado con tropezones de chocolate. Por cierto, tengo una nevera llena».

La ‘gracia’ resultaría patética en cualquier caso. Esa explotación manida de su afición infantil por el helado, en un hombre cuya demencia senil es ya un secreto a voces, resulta más que cansada. Pero cuando la ocasión se produce justo después del asesinato de tres niños y tres adultos en un colegio cristiano en Nashville, obra de una mujer de 28 años que pretende ser un hombre, el chiste resulta sangrante.

Imaginamos que abordar algo tan contrario a la narrativa oficial como un transexual asesino masivo debía de ser especialmente difícil para el mandatario, que ha hecho de los presuntos «derechos trans» uno de los pilares de su caótica y divisiva administración.

Pero, después de todo, conoce bien el guión: si el asesino múltiple es un varón heterosexual blanco, es supremacismo trumpista; en cualquier otro caso, las armas de fuego son las culpables.

«Es enfermizo… Tenemos que hacer más para detener la violencia armada… Estos niños, estos maestros, también deberíamos centrarnos en su salud mental», dijo. Empezar por la suya propia no sería una mala idea.

Porque uno puede decir lo que quiera sobre el derecho a portar armas de fuego, puede incluso prohibirlas y retirarlas todas: seguiría teniendo un país lleno de psicópatas homicidas, que es el problema que Biden y los demócratas pretenden soslayar. Como se pretende ignorar la curiosa coincidencia de que la asesina en este caso se identificara como ‘trans’, al igual que el perpetrador de la matanza de Colorado Springs, el de Denver y el de Aberdeen. ¿Tendrá algo que ver con la insistencia de los demócratas y de los grandes medios en que los republicanos están perpetrando un genocidio contra los transexuales, algo para lo que no hay evidencia alguna?

No es, desde luego, casual el que Tennessee, el estado en el que se ha producido la masacre, acabe de aprobar una ley que prohíbe el tratamiento de cambio de sexo (hormonación y/o castración/mastectomía) en menores de edad, algo que están estudiando varios estados.

De hecho, los activistas transgénero preparan para el próximo 1 de abril en Washington D.C. un Día de la Venganza Trans (sic) bajo el lema «paremos el genocidio trans». Trans Radical Action Network, la red que organiza la protesta, está dirigida por Noah Buchanan, terapeuta identificada como trans y autodenominada «luchadora contra el estigma», y una activista trans no binaria japonesa llamada Tsukuru Fors. Ignoro sus sexos biológicos respectivo. Se recomienda a aquellos que planeen asistir que «usen una máscara» y «traigan un amigo».

Tsukuru Fors, escritor, no binario/trans/pansexual, instructor certificado de yoga y «optimista revolucionario», anunció un fin de semana de protestas con una protesta inicial el 31 de marzo. «Día de la Venganza Trans en Washington, DC el 1 de abril. Es un fin de semana de protestas con la marcha/manifestación principal el 1 de abril y una protesta inicial el viernes 31 de marzo. Los espacios para oradores están disponibles», decía el tweet de la cuenta de Tsukuru Fors, que desde entonces ha sido bloqueada. Buchanan anunció el evento en Tiktok junto con una bandera trans con las palabras «detengamos el genocidio trans».

No es extraño que para una proporción cada vez mayor de estadounidenses, la aceptación del transexualismo ha ido «demasiado lejos» y una mayoría rechace el uso de los pronombres «neutrales al género» «ellos/ellos», según una reciente encuesta de Wall Street Journal – NORC .

De 1.019 personas encuestadas entre el 1 y el 13 de marzo, el 43% dice que la sociedad estadounidense ha ido «demasiado lejos al aceptar a las personas transgénero». Un tercio (33%) sostiene que no se ha avanzado lo bastante y el 23% dice que la sociedad está «más o menos bien».  

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