«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
CULPAN A LA ADMINISTRACIÓN BIDEN

Casi el 90% de los estadounidenses afirma que el país avanza en una mala dirección

Joe Biden, el presidente de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Europa Press

La catástrofe está adquiriendo dimensiones aterradoras en Estados Unidos: la abrumadora mayoría de los ciudadanos, el 88 por ciento en una reciente encuesta, está convencida de que el país avanza en una mala dirección.

Cierto, no parece necesario ser Sherlock Holmes para deducir que las cosas no van como la seda en la hiperpotencia norteamericana, pero Biden aún no ha alcanzado el ecuador de su mandato y, debemos creer, fue el candidato a la Presidencia más votado de la historia del país.

Pero no hay nada que abra los ojos como el empobrecimiento. El número de ciudadanos que no llegan a fin de mes no para de crecer, con un IPC anual del 8,6, máximo de los últimos cuarenta años. De ahí que, según el Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth revele que los norteamericanos que ven el futuro inmediato color hormiga sean una formidable mayoría.

«Las preocupaciones económicas tienden a convertirse en la prioridad», señala en el estudio Patrick Murray, director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth. El impacto específico de la inflación se está haciendo sentir en carne propia realmente en este momento y la mayoría de los estadounidenses echa la culpa a Washington de la situación. Cerca de la mitad de los consultados, un 42 por ciento confiesa que está atravesando una «difícil» situación económica personal.

Estos resultados se complementan con una caída de la popularidad del «supervotado» Biden como no han conocido las crónicas, hundiéndose 24 puntos desde julio de 2021. Hoy, solo algo más de la mitad de los suyos, los demócratas, aprueban al presidente, un 64 por ciento.

Ni siquiera 22 días consecutivos de bajadas en el precio de la gasolina han conseguido animar al consumidor norteamericano, que ve cómo la política económica de Biden está destrozando a la clase trabajadora.

La situación tiene consecuencias personales dramáticas. Crece el número de los que han agotado su tope en tarjeta de crédito y se han comido hasta el último dólar ahorrado con la inflación. Millones están al borde del desahucio, incapaces de pagar el alquiler y lo que se prevé ahora es una recesión que promete agravar la ruina con un aumento del paro.

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