«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
LAS MIDTERM REVOLUCIONARON EL PANORAMA

Comienza la búsqueda de la candidatura republicana con Trump y DeSantis como protagonistas

DeSantis ley gay
El gobernador de Florida, Ron DeSantis junto al expresidente Donald Trump

Cuando Donald Trump optó por rebautizar al gobernador de Florida como “Ron DeSanctimonious” se sabía que la sangre estaba a punto de llegar al río. El mote, inventado por Trump durante un rally previo a las midterm, preludiaba el enfrentamiento que ahora copa la escena en el Partido Republicano de los Estados Unidos y que, si a ver vamos, es la consecuencia natural de las elecciones de mitad de mandato: la pelea por la candidatura republicana de cara a los comicios presidenciales de 2024.

Hasta ahora el expresidente había corrido solo en el grupo de los aspirantes a alzarse con la nominación del GOP dentro de dos años. Cualquier encuesta medianamente seria indicaba que Trump prácticamente no tenía contendor, salvo por la figura de DeSantis, a quienes muchos veían como una suerte de pupilo del exmandatario quien, de momento, no iba a tener ni la intención ni la capacidad real de desafiarlo.

Sin embargo, las elecciones de mitad de mandato cambiaron el juego: y es que en medio de la debacle anímica que ha significado la no aparición de la mentada “ola roja” -que pondría a los republicanos en control claro del Senado y, por supuesto, de la Cámara de Representantes- los ojos del público se han situado en el “Sunshine State”. Allí el joven gobernador de apenas 44 años, famoso por haber defendido políticas conservadoras sin titubear durante su mandato, ha ganado la reelección. Y lo ha hecho con comodidad, con una brecha sobre los demócratas en torno a los 20 puntos porcentuales.

Cuestión de tiempo; de ahí en más los medios, los encuestadores, los analistas y -más importante aún- los financistas y el propio aparato de la formación, han volcado su mirada hacia DeSantis, quien queriéndolo o no, se ha convertido en el rival natural de Trump de cara la primaria de 2024.

El exmandatario, que huele a su presa a kilómetros de distancia, buscó pegar primero, calificando públicamente a DeSantis como un “gobernador promedio” que “ahora está jugando juegos”. Dijo además que prácticamente el gobernador de Florida le debe su posición actual, dado que fue él quien lo hizo llegar al cargo en 2018. En suma, lo pintó como un malagradecido que además no tiene ninguna oportunidad en una contienda para disputarle el liderazgo nacional conservador. 

En la otra acera DeSantis ha guardado un escrupuloso silencio, obviando las arremetidas de Trump. Probablemente sabe que, primero, es muy temprano para hacer sonar trompetas de guerra y, segundo, que en medio del chaparrón que han significado las elecciones de medio término, los hechos dicen más que las palabras. Y en este momento esos hechos señalan que él está encabezando la transformación de la importantísima Florida -hasta ahora considerada un swing state- en un bastión republicano.

La estrategia parece estarle reportando frutos. Esta semana se filtraron sondeos organizados por el “Club for Growth” -un grupo de acción política republicana que promueve la bajada de impuestos y que en algún momento respaldó decididamente al expresidente- que colocan a DeSantis muy por delante de Trump en varios estados del país. Así, por ejemplo, la estrella ascendente tendría actualmente una brecha a su favor de 26 puntos porcentuales en Florida, 20 en Georgia, 11 en Iowa, 15 en New Hampshire. No es cualquier cosa.

Otra encuesta, la de YouGov que fue revelada recientemente, también apunta en la misma dirección: nacionalmente en este momento DeSantis contaría con un 42% para ser el abanderado republicano en 2024, mientras que Trump cuenta con un 35% de los respaldos para ello.  

Sin embargo, el martes en la noche Trump ha dado el campanazo, anunciando desde su residencia en Florida la intención de ser candidato a la presidencia nuevamente. “De aquí a 2024 voy a luchar como nadie ha luchado antes”, dijo rodeado de seguidores en Mar-A-Lago.

¿Una movida para pegar primero, antes de que DeSantis comience a correr nacionalmente? Quizá; pero lo cierto es que la tercera candidatura de Trump estaba más que cantada. Incluso, la fecha del evento en el que se iba a producir el “gran anuncio” estaba pautada antes de las midterm.

En cuanto al gobernador de Florida: habrá que esperar. La parquedad -quizá por ser muy temprano aún- en torno a una eventual candidatura presidencial ha sido su norma hasta ahora. Aunque también parece evidente que en este momento buena parte del aparato republicano se inclina a apuntalarlo como una opción que podría librarles de Trump en 2024.

Sin embargo, la cosa no es tan fácil. Trump tiene una presencia nacional en los Estados Unidos que en los próximos dos años DeSantis debe demostrar que puede equiparar. Por otra parte, el expresidente ha logrado confeccionar un movimiento (el MAGA) que incluso trasciende al propio Partido Republicano. El gobernador de Florida, que se ha plantado en defensa de valores y principios que en el fondo sintonizan mucho con los del movimiento trumpista, debe lograr ampliar su base de apoyos para llegar a buen puerto en 2024.

Y en el horizonte un peligro: el de que la guerra fratricida llegue a cotas insospechadas. El escenario en el que, eventualmente, Trump no admita que DeSantis ha logrado arrebatarle la candidatura en buena lid -si es que así pasa- podría llevar indudablemente a que el exmandatario opte por la candidatura puertas afuera del Grand Old Party (GOP), ensayando el experimento suicida de correr bajo la figura de independiente, o tercera opción.

En ese supuesto es claro que los demócratas se quedarían en la Casa Blanca 4 años más, incluso encabezados por un Biden que no se sabe cómo y en qué condiciones podría ejercer una labor de liderazgo para ese entonces…

.
Fondo newsletter