Hay dos sentidos, al menos, en los que la narrativa canónica sobre la guerra de Ucrania se parece a la ortodoxia impuesta durante estos dos años sobre la pandemia de COVID. En primer lugar, en que en ambos casos la más pequeña duda, el mínimo alejamiento de la línea oficial, suponía la expulsión del hereje de toda sociedad civilizada, su cancelación inmediata y el fin, en el caso, de sus aspiraciones de ascenso político. Y, en segundo lugar, en que el desarrollo de los acontecimientos empieza a entrar en colisión con esa línea oficial, empiezan a surgir las grietas en el monolito y, poco a poco, van proliferando las voces críticas.
Una de ellas es la del gobernador de Florida y posible aspirante a la candidatura presidencial por los republicanos, Ron DeSantis que, no por casualidad, también fue de los primeros en alejarse de la ortodoxia covidiana.
Estados Unidos lleva desde el principio del conflicto haciendo llover miles de millones de dólares sobre la causa ucraniana, en un momento en que el contribuyente estadounidense empieza a verle las orejas al lobo de la crisis, y sin que se vea luz alguna al final del túnel, y sí una muy evidente posibilidad de que la injerencia norteamericana haga que todo esto termine como el rosario de la aurora. Pero el bloque político belicista proZelenski es casi monolítico, rivalizando ambos partidos por ver quién es más agresivo con Rusia y generoso con Kiev.
Por eso ha supuesto cierta sorpresa descubrir que, entre los aspirantes a la candidatura republicana más conspicuos, el entusiasmo está lejos de ser la tónica dominante. Ya conocemos la postura vociferantemente crítica del aspirante Trump, convencido de que con él en la Casa Blanca nada de esto hubiera sucedido y de que, de volver a ella, acabaría con la crisis en horas veinticuatro. Pero su rival mejor posicionado, DeSantis, ha expresado una postura menos bombástica pero quizá más radical.
Todo ha venido a que Tucker Carlson, la estrella de la Fox, ha elaborado un cuestionario y lo ha enviado a los posibles aspirantes a la candidatura republicana para conocer su opinión sobre distintas cuestiones políticas, entre ellas si proteger a Ucrania debería ser parte de los «intereses nacionales vitales» de Estados Unidos. DeSantis calificó la política de Biden como un «cheque en blanco» virtual que sirve para erosionar los intereses estadounidenses y «distrae» de lo que deberían ser prioridades más apremiantes, además de calificar el conflicto de «disputa territorial».
Hizo hincapié en que el Gobierno de los Estados Unidos «no puede convertir en prioridad la intervención en una guerra extranjera que está escalando sobre la defensa de nuestra propia patria», lo que también se hace eco de las críticas acerbas de un pequeño cuadro de congresistas republicanos como Matt Gaetz, Thomas Massie y Marjorie Taylor Greene.
«Estados Unidos tiene muchos intereses nacionales vitales, como asegurar nuestras fronteras, abordar la crisis de preparación dentro de nuestro Ejército, lograr la seguridad e independencia energética y controlar el poder económico, cultural y militar del Partido Comunista Chino, pero enredarse cada vez más en una disputa territorial entre Ucrania y Rusia no es uno de ellas», dijo DeSantis. Probablemente la referencia sea a la guerra civil que precedió en varios años a la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, el conflicto en Donbas, que se cobró 14.000 vidas en ambos lados. «La financiación virtual de ‘cheque en blanco’ de la Administración Biden de este conflicto durante ‘el tiempo que sea necesario’, sin objetivos definidos ni rendición de cuentas, distrae la atención de los desafíos más apremiantes de nuestro país», agregó .
También aprovechó el cuestionario de Carlson para señalar que la escalada irresponsable de la Casa Blanca de Biden en su participación en el apoyo a Kiev finalmente ha empujado a Moscú a «una alianza de facto» con China. «Como China no ha acatado y no acatará el embargo, Rusia ha aumentado sus ingresos extranjeros mientras que China se beneficia de un combustible más barato. Junto con su agotamiento intencional de la Reserva Estratégica de Petróleo y su apoyo al Green New Deal de la izquierda, Biden ha empoderado aún más a Rusia por su economía dominada por la energía y la maquinaria de guerra de Putin a expensas de los estadounidenses», dijo el gobernador de Florida.