Documentos filtrados del Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH), una organización sin ánimo de lucro del Reino Unido, han revelado una estrategia coordinada para atacar la red social X (antes Twitter) en manos de Elon Musk con el fin de presionar a los anunciantes y debilitar económicamente la plataforma. La operación ha sido denominada «Kill Musk’s Twitter» (Matar el Twitter de Musk).
De acuerdo con los archivos filtrados, el CCDH, que tiene vínculos con el Partido Laborista británico y el Partido Demócrata estadounidense, ha adoptado una estrategia agresiva centrada en desacreditar la plataforma de Musk, sobre todo a través de campañas para persuadir a los anunciantes de que retiren su apoyo financiero. Los documentos detallan cómo esta organización ha tratado de provocar acciones regulatorias tanto en la Unión Europea como en el Reino Unido, buscando que se apliquen restricciones más severas a plataformas como Twitter.
El fundador del CCDH, Morgan McSweeney, exasesor clave del líder laborista Keir Starmer, también ha ejercido una influencia considerable en Estados Unidos, donde asesora a demócratas como Kamala Harris y Tim Walz, gobernador de Minnesota. Bajo su liderazgo, el CCDH ha lanzado campañas que van más allá de la simple lucha contra la desinformación, utilizando acusaciones de intolerancia para presionar a medios y figuras públicas que considera adversarios.
Uno de los logros del CCDH en el Reino Unido fue su exitosa campaña contra The Canary, un medio de noticias británico con inclinaciones izquierdistas, que fue acusado de antisemitismo por su postura pro-palestina. Las acciones del CCDH llevaron a una significativa pérdida de ingresos publicitarios para The Canary, lo que muchos consideran una táctica de McSweeney para consolidar poder dentro del Partido Laborista.
En Estados Unidos, el CCDH ha intensificado sus esfuerzos para presionar por una regulación más estricta de las plataformas en línea. Los documentos filtrados revelan que la organización ha mantenido reuniones con varios legisladores estadounidenses, promoviendo su propuesta de un marco regulador similar a la Ley de Servicios Digitales de la UE, conocido como «marco STAR«. Estas acciones han levantado sospechas de que el CCDH podría estar más interesado en influir políticamente que en combatir la desinformación.