Donald Trump ya puede dar por seguro su regreso a la Casa Blanca. Será así el segundo presidente de la historia que disfruta de un segundo mandato no consecutivo del primero, como hiciera Grover Cleveland a finales del siglo XIX.
Después de horas de recuento, el candidato republicano se ha impuesto a su rival demócrata, Kamala Harris, en todos los estados en los que su victoria era la expectativa, entre ellos Texas o Florida. Y, si no ocurre nada inesperado a estas alturas, también habrá vencido en los siete territorios clave, en los que ambos contaban con opciones.
De ellos, el republicano ha ganado los comicios en Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania, el estado clave de estas elecciones. Los tres, con sus 51 votos electorales totales, resultan imprescindibles para sumar los 270 necesarios de cara a la victoria final.
Las temidas sorpresas e irregularidades, denunciadas por el propio Donald Trump durante la tarde del martes, no han sido suficientes para contrarrestar una avalancha de voto popular que antes de finalizar el recuento ya le ha otorgado más respaldo que en 2016, cuando llegó a la Casa Blanca por primera vez.
La Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes
Además de la más que previsible vuelta a la Casa Blanca, el Partido Republicano se han asegurado la mayoría absoluta en el Senado y todo apunta a que mantendrá el control de la Cámara de Representantes.
La cámara baja resulta particularmente crucial para la administración que asuma el cargo, ya que de ella depende la confirmación de los nombramientos del gabinete presidencial y de jueces federales y la ratificación de tratados internacionales.
Trump, que ha prometido reformas significativas en materia fiscal y migratoria, necesitaría el respaldo de ambas cámaras para avanzar en sus propuestas.