Para demostrar una vez más que el Síndrome de Demencia Antitrumpista (Trump Derangemente Syndrom) es real, la izquierda norteamericana insiste en que ahora que los tribunales han dado permiso al presidente para poner fin al ius soli, hay que deportar a sus hijos.
En el centro del debate aparece una sencilla pregunta: ¿tiene un país derecho a determinar quién es y quién no es ciudadano; quién puede optar por la nacionalidad y quién no? La respuesta de la izquierda parece ser que no, Estados Unidos no puede negarle a nadie la entrada, y que lo contrario representa una actitud fascista que hay que combatir.
Un aspecto de la ley de inmigración que la izquierda ha explotado durante bastante tiempo es la existencia de la ciudadanía por nacimiento (ius soli). Las leyes de ciudadanía, descritas en la Decimocuarta Enmienda, pretendían garantizar los derechos de los esclavos recién liberados tras la Guerra Civil, no para permitir que cualquier extranjero que entrara ilegalmente y tuviera un hijo en el país pudiera convertirle automáticamente en ciudadano estadounidense.
La postura de la Corte Suprema en este sentido ha vacilado históricamente, pero su última decisión rechaza la competencia de los tribunales federales para bloquear unilateralmente las políticas de la Casa Blanca.
El fallo permite a Trump limitar la interpretación de la ciudadanía por nacimiento a los niños con al menos un progenitor que ya tiene residencia legal en Estados Unidos. Un niño nacido en Estados Unidos con dos padres inmigrantes ilegales no es automáticamente ciudadano estadounidense, según la política de la Casa Blanca.
Sin embargo, los activistas migratorios ya están entrando en pánico; inundan las redes sociales con una narrativa antigua y desmentida de que los hijos de Trump, incluido Barron Trump, ahora no son ciudadanos bajo las normas de Trump, algo comprobablemente falso.
Si un extranjero sigue los cauces adecuados, se le otorga la ciudadanía legal, como fue el caso de Melania Trump, quien obtuvo la nacionalidad en 2006. Los hijos de Trump son ciudadanos automáticamente, no necesariamente por haber nacido en Estados Unidos, sino porque Trump es estadounidense. Esto no es difícil de entender.