El gobernador de Idaho, Brad Little, firmó esta semana una ley que tipifica un nuevo delito dentro de los Estados Unidos: “el tráfico de abortos”. El instrumento legal restringe la posibilidad de que un adulto pueda prestar su ayuda en una situación en la que una menor de edad decide abortar sin el consentimiento de sus padres.
En concreto la ley proscribe el hecho de que una persona adulta pueda proporcionarle píldoras abortivas a menores de edad si los padres de la misma no dan su consentimiento. Del mismo modo penaliza el que un mayor de edad “reclute, aloje o transporte a la menor embarazada” sin dicha aprobación.
Las penas por violar la recién aprobada ley oscilan entre dos y cinco años de cárcel. Quienes la quebranten además enfrentan la posibilidad de terminar siendo demandados por los padres o tutores de la menor.
Idaho es uno de los 13 estados de Estados Unidos que ha penalizado el aborto, sin importar la etapa en la que se encuentre la madre gestante. Adicionalmente es uno de los pocos que ha decidido imponer castigos a las personas que colaboren con mujeres que deciden abortar.
