Pese al cierre de filas de la Unión Europea y, por supuesto, de la metrópoli danesa contra las declaraciones de Trump de adquirir Groenlandia, el Gobierno autónomo de la mayor isla del mundo ha anunciado una postura muy distinta: está dispuesto a negociar porque el status quo actual es insostenible.
El primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, reconoce que no ha hablado aún con Trump, pero que está «dispuesto a hablar», ya que «el status quo ya no es una opción».
En una rueda de prensa conjunta con la primera ministra danesa Mette Frederiksen, destacó la necesidad de invertir en el desarrollo de los recursos y en la diversificación de las industrias para reducir la dependencia de las subvenciones danesas. Egede también afirmó que «Groenlandia es para los groenlandeses. No queremos ser daneses ni estadounidenses. Obviamente queremos ser groenlandeses».
Frederiksen ha pedido hablar con Trump. «Hemos sugerido una conversación y espero que tenga lugar», dijo a los periodistas el jueves por la noche después de reunirse con otros altos funcionarios daneses sobre la situación, añadiendo que no espera ningún diálogo hasta después de la investidura de Trump el 20 de enero.
Sus comentarios llegaron apenas 48 horas después de que Trump se negara a descartar el uso de la fuerza militar o económica para obtener el control de Groenlandia. Sin embargo, Frederiksen señaló que «no hay razón para creer» que Trump planea invadir Groenlandia.