El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, es «un agradable anciano con buenas intenciones y mala memoria» que, al ser entrevistado, «no recordaba cuándo había sido vicepresidente». Así lo ha declarado el fiscal especial Robert Hur, encargado de investigar la sustracción de documentos oficiales que el actual mandatario estadunidense se llevó a casa cuando era vicepresidente de Barack Obama.
En el duro escrito del fiscal, que pone en palabras lo que para muchos era evidente hace meses, se llega incluso a afirmar que el presidente de la mayor potencia mundial no recuerda el año en que falleció su hijo Beau, al que un cáncer le quitó la vida en 2015. Así, el fiscal asegura que no es pertinente juzgar a Biden por el delito de sustracción de documentos secretos, pues hasta un jurado «lo contemplaría con simpatía».
Una simpatía que no reconocen los millones de estadounidenses atemorizados por tener al frente del Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas a un anciano con demencia senil. Poco ha tardado Biden en salir a confirmar las palabras del fiscal Hur, puesto que horas más tarde del documento de la Fiscalía el presidente norteamericano ha confundido a Abdulfatah al Sisi, líder de Egipto, con López Obrador, presidente mexicano.
«El presidente de México, Al-Sisi, tiene la llave para permitir la entrada de ayuda humanitaria en la franja de Gaza», ha declarado en una rueda de prensa. Pocos después de aseverar, durante la citada declaración, que «mi memoria está bien», Biden ha continuado diciendo que «el presidente de México, Al Sisi, no quería abrir el paso fronterizo».
