El pasado domingo unos agentes fuera de servicio abatieron a una mujer que entró en la iglesia de Lakewood, en Houston, armada con un fusil. Acompañada por un menor, la mujer abrió fuego dentro del templo evangélico, dejando dos heridos en estado crítico, entre ellos un menor de cinco años.

Tal y como informó la Policía de Houston a través de su jefe, Troy Finner, «el aviso llegó a las 13.53 horas (hora local). Una mujer de entre 30 y 35 años entró con un abrigo largo y una escopeta acompañada de un niño (…) y comenzó a disparar». Dos agentes fuera de servicio abatieron a la mujer, evitando una tragedia mayor.

«Tenía un arma larga y podría haber sido mucho peor, pero los agentes dieron un paso al frente e hicieron su trabajo y les quiero dar las gracias por ello», señaló Finner en referencia a la respuesta de los agentes que se encontraban dentro de la iglesia.

Las últimas informaciones, sin embargo, enmiendan algunos de los datos más básicos de la investigación. La mujer estadounidense atacante ni era mujer ni era estadounidense. Aunque desde algunos meses se hacía llamar Genesse Ivonne Moreno, lo cierto es que tras el fusil se escondía Jeffrey Escalante Moreno, un inmigrante ilegal procedente de El Salvador y fichado por la Policía.

Tras nueve cambios de nombre en su ficha, Jeffrey optó convertirse en mujer. Así, disfrazado y maquillado, irrumpió en la iglesia para perpetrar un atentado contra los fieles cristianos. La Policía de Houston evitó que este inmigrante ilegal acabase con la vida de algún ciudadano estadounidense.