La campaña del presidente Joe Biden está llevando a cabo discretamente una encuesta para medir la popularidad de la vicepresidenta Kamala Harris ante un posible enfrentamiento con el expresidente Donald Trump. Esta encuesta, encargada por el equipo de análisis de la campaña de Biden, es la primera en evaluar cómo se desempeñaría Harris como la principal candidata demócrata desde el controversial debate con Trump. Tres personas informadas sobre la encuesta confirmaron su existencia, pero no revelaron el propósito específico ni los planes de la campaña con los resultados.
Este movimiento se produce en un contexto en el que un creciente número de legisladores destacados están sugiriendo que Biden debería reconsiderar su candidatura para las próximas elecciones. Esto sugiere que la campaña de Biden podría estar preparándose para enfrentar un debate interno en el Partido Demócrata sobre si debería ceder su lugar a Harris. Aunque algunos de los principales asesores de Biden han argumentado en privado que Harris no podría ganar la elección, donantes y otros partidarios externos creen que ella podría ser una portavoz más enérgica para el partido.
En un memorándum dirigido al personal de la campaña, Jennifer O’Malley Dillon, directora de la campaña de Biden, y Julie Chávez Rodríguez, su gerente de campaña, destacaron el «camino por delante». Señalaron que no hay indicios de que ningún otro candidato demócrata supere a Biden en una contienda contra Trump y enfatizaron que las encuestas hipotéticas de otros candidatos no son confiables. «Además de lo que creemos que es un claro camino para nosotros, tampoco hay indicios de que nadie más supere al presidente frente a Trump», escribieron. «Los sondeos hipotéticos sobre candidatos alternativos siempre serán poco fiables, y las encuestas no consideran el entorno mediático negativo al que se enfrentará cualquier candidato demócrata. El único candidato demócrata para el que esto ya está previsto es Biden».
El esfuerzo por evaluar la viabilidad de Harris como candidata principal surge en un momento crítico para Biden, quien vuelve a estar en el centro de atención tras sus dos nuevos deslices en la cumbre de la OTAN, desde la que confundió a Harris con Trump y a Zelenski con Putin.