Este sábado pasado, el periodista norteamericano Michael Shellenberger publica el cuarto capítulo del ‘culebrón’ de los ‘Twitter Files’ en los que se desvelan las operaciones de manipulación y censura de la red social a favor de las causas radicales de izquierdas. En este capítulo, en concreto, se cuenta cómo se llegó a la decisión de expulsar de Twitter al presidente Trump, aún en ejercicio, el 7 de enero de 2020.
En un hilo publicado recientemente, Shellenberger afirma que tras los sucesos del 6 de enero en el Capitolio, Twitter enfrentó una enorme presión para censurar y expulsar de la red a Trump por razones de seguridad. Durante este tiempo, el entonces director ejecutivo, Jack Dorsey, estaba de vacaciones y parecía delegar gran parte de la toma de decisiones en otros altos ejecutivos, incluido el director global de confianza y seguridad, Yoel Roth, y la directora legal, Vijaya Gadde.
El 7 de enero, Dorsey envió un correo electrónico a los empleados diciendo que la plataforma debía atenerse a su política de no impedir el regreso de los usuarios temporalmente expulsados en el plazo ‘de castigo’ estipulado. Roth le aseguró a un empleado que «quienes se preocupan por esas cosas… no están contentos con la situación en la que estamos».
Más tarde, Roth entusiasmó a sus colegas al transmitirles: “ADIVINAD QUÉ. Jack acaba de aprobar una norma sobre reincidencia por integridad cívica. Esto permitiría a Twiter crear un sistema en el que cinco violaciones de las reglas resultarían en una suspensión permanente”.
Los colegas de Roth le consultaron entonces sobre la «incitación a la violencia» y el 8 de enero Twitter anunció una prohibición permanente de la cuenta de Trump debido al «riesgo de una mayor incitación a la violencia«. Twitter dijo en su día que la prohibición se basó «específicamente en cómo se reciben e interpretan [los tweets de Trump]», pero Shellenberger señala que en 2019, Twitter declaró que «no haber intentado determinar todas las posibles interpretaciones del contenido o su intención».
En otra discusión, Roth le pide a un colega que agregue las etiquetas «stopthesteal» y «Kraken» a una lista negra de términos que básicamente desaparecerán de la red, salvo que se busquen expresamente.
Shellenberger finaliza el hilo señalando que la suspensión del expresidente Trump por parte de Facebook y su voluntad de ignorar sus propias reglas puso el último clavo en el ataúd para el regreso de Trump a Twitter.