Imaginen una tranquila población del Medio Oeste americano con 60.000 habitantes en la que, de repente, desembarcan 20.000 haitianos, recién llegados del país más pobre y salvaje del Hemisferio Occidental. Toda la vida cambia. Las calles que hasta ayer eran tranquilas y seguras se vuelven de golpe intransitables. Algo más raro aún: empiezan a desaparecer las mascotas, perros y gatos. Aparece un vídeo donde una de las recién llegadas devora un gato en la entrada de una casa.
No se le ocurre a nadie, pero es lo que acaban de hacer en Springfield, Ohio, una población destrozada en un momento, como se ha hecho en España, en Francia y cada vez en más países occidentales, donde el gobierno libera una enorme población llegada de culturas remotas y antitéticas en una población que se ve demográficamente abrumada.
Durante una reunión de la Comisión de la Ciudad el 27 de agosto, un residente local dijo que los haitianos estaban «en el parque agarrando patos, cortándoles las cabezas y comiéndoselos». Otro residente local publicó en un grupo de Facebook que a su vecino le había desaparecido un gato, y lo vio «colgando de una rama, como si fuera un ciervo para descuartizar, y ellos —los haitianos— lo estaban cortando en pedazos para comer». Otra residente local declaró en una sesión abierta de la Asamblea municipal que «no puede soportarlo más» porque los inmigrantes haitianos están tirando basura en su patio y acosándola a ella y a su esposo.
La residente Glenda Bailey le dijo a la ciudad: «Se han convertido en ocupantes. Lo que han hecho es reemplazar a la población de Springfield«. Las tensiones aumentaron el año pasado después de que un inmigrante ilegal de Haití provocara un accidente de autobús escolar en el mes de agosto, matando a Aiden Clark, de 11 años, después de que el niño fuera arrojado por la salida de emergencia cuando el autobús se salió de la carretera. Otros 20 estudiantes resultaron heridos.
En un tiempo anterior a Internet, la noticia hubiera sido ignorada por los medios (lo está siendo) y sólo los habitantes de Springfield pagarían la ocurrencia de sus gobernantes. Pero las redes sociales han hecho virales los vídeos y fotografías, poniendo negro sobre blanco el disparate de las laxas políticas migratorias que con toda seguridad perpetuará una nueva administración demócrata, lo que no puede dejar de dañar a la campaña de la vicepresidente Kamala Harris.