Joe Biden —nos repitieron hasta la saciedad tras las elecciones de 2020— fue el presidente más votado de la historia de Estados Unidos, por encima incluso de su aparentemente mucho más popular predecesor Barak Obama, del que fue vicepresidente.
Pero en estas elecciones recién celebradas se ha visto que no salen las cuentas de ninguna manera. Lo planteaba en la CNN el republicano Jim Jordan, presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, a quien la presentadora mencionó que el partido de Trump sólo hablaba de fraude y de la necesidad de integridad electoral cuando salían perdiendo.
Jordan le dio la vuelta al responder: «No, creo que los demócratas deben preguntar: ‘¿Por qué pasamos de conseguir 81 millones a conseguir 71 millones?».
«Había preocupaciones en 2020 con toda la votación por correo», dijo. «Pensilvania recibió alrededor de 2,5 millones de votos por correo sin ninguna verificación de firmas, que era requerida por la ley de Pensilvania. Por lo tanto, hubo todo tipo de preocupaciones sobre cómo se desarrollaron las elecciones de 2020».
Segundos después, Jordan añadió: «La pregunta más importante es qué ha pasado con los 10 millones de votantes que Joe Biden obtuvo pero que no acudieron a votar por Kamala Harris. Las cifras del presidente Trump fueron las mismas que en 2020, pero las de los demócratas fueron mucho más bajas».
Joe Rogan, dueño del podcast más visto del mundo, también se hacía la misma pregunta en una reciente emisión. «Mirad la diferencia en la gente que votó por Biden en 2020. ¡No tiene precedentes!».
Lo cierto es que parece cosa de magia. Veamos: en 2008, el popularísimo Obama consiguió 69 millones de votos. En su segunda campaña obtuvo algo menos, pero en la misma línea, 65 millones, exactamente igual que Hillary contra Trump. Y ahora Kamala ha obtenido 71 millones. ¿De dónde salieron los 81 millones que votaron por el senil Biden? ¿Dónde estarán ahora?