A los demócratas les ha mirado un tuerto. El atentado contra Trump, que tanto podría haberles despejado el panorama de haber tenido éxito, ha convertido al candidato republicano en imbatible por su extraordinaria actitud ante un peligro mortal, y así es difícil que para sustituir al demenciado presidente salga de las filas demócratas un candidato de fuste, sabiendo que saldría para perder.
Para colmo, Biden no se rinde, e ir contra el anciano por las malas destruiría por completo las opciones de los demócratas, también en las próximas legislativas. Y cada intento del presidente de demostrar a los suyos que está hecho un chaval es peor que el anterior.
«Fue un completo desastre. Vimos al mismo Joe Biden del debate», confesó al portal Axios uno de los representantes de la Cámara tras participar en una reunión de media hora con un grupo de legisladores demócratas a los que pidió que le hicieran «preguntas difíciles». Otro dijo que la llamada fue «horrible», mientras que un tercero dijo que «los miembros no se contuvieron».
En la publicación política The Hill, otro participante describe la reunión como «tensa», una tensión que alcanzó su cota máxima cuando un diputado, Jason Crow, le dijo a Biden que, desde una perspectiva de seguridad nacional, los votantes estaban incómodos con que Biden estuviera «al mando» cuando se van a dormir por la noche.
Biden saltó como si le hubieran pisado un callo, y el intercambio de opiniones no fue bonito de ver. Biden levantó la voz y dijo: «¡No quiero escuchar esa basura!», antes de promocionar con fuerza su historial en política exterior, citando su papel en la expansión de la OTAN.
«Comenzó a gritarle a Jason Crow sin motivo alguno», dijo un miembro a la publicación Politico. Los participantes quedaron mucho más preocupados que antes de dialogar con el presidente. Un legislador lo resumió con estas palabras contundentes: «No tenía respuesta a las preguntas sobre su posibilidad de ser elegido. Parecía ajeno a las encuestas que muestran que está perdiendo en los estados clave. No quería oír nada al respecto… No intentó tranquilizar a nadie. No asumió ninguna responsabilidad».