«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Fin del inagotable maná sobre la causa 'woke'

Los principales patrocinadores retiran el apoyo al «orgullo LGTBI» en EEUU tras las medidas de Trump contra el ‘wokismo’

Dos jóvenes con las banderas LGTBI y trans. Europa Press

Empieza junio, el mes dedicado al «orgullo» de los «grupos del abecedario» en todo Occidente, unos fastos que tiñen de arcoíris las instituciones públicas y los logos de las grandes empresas e incluyen desfiles multitudinarios por todas las grandes ciudades. Pero en la cuna del movimiento, Estados Unidos, el «efecto Trump» contra la cultura woke augura un «orgullo» más bien humilde.

El dinero, que hasta ahora ha llovido como un inagotable maná sobre la causa, empieza a retirarse con un éxodo masivo de anunciantes y patrocinadores. No les salen las cuentas a los organizadores: el «orgullo» más importante, el de San Francisco, ha perdido 200.000 dólares con respecto al año anterior; 400.000, el más importante en Idaho; un 25% de apoyo el de Nueva York; un déficit de 400.000 en el de Utah; dos patrocinadores cruciales menos en el mayor de Virginia; pérdidas de 125.000 dólares en el de Columbus, Ohio. Es la quiebra.

Parece que fue ayer cuando las grandes marcas se daban de codazos por financiar y promover los fastos gays. Este año, en cambio, no dan los números. El diario británico The Guardian da la voz de alarma: los principales patrocinadores están abandonando masivamente la escena del «orgullo». Echan la culpa a la economía, a Trump, al fin de las políticas de discriminación positiva: a cualquier cosa menos a lo obvio: la hartura ciudadana. Durante años se ha ido convirtiendo en un trágala insoportable, se les ha ido la mano en su imposición sobre el común de una ideología al fin y al cabo marginal.

Se lee en el ultraprogresista The Guardian: «La pérdida de patrocinadores de los eventos del ‘orgullo ‘ de EEUU., grandes y pequeños, ha sido noticia: la pérdida de empresas como Anheuser-Busch, Comcast y Diageo del Orgullo de San Francisco ha supuesto un déficit de 200.000 dólares para un evento al que asistieron aproximadamente 1,5 millones de personas”.

La Casa Blanca no ha hecho declaración alguna en relación a las festividades, guardadas con fervor por todas las administraciones anteriores. 

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