Alardeaba recientemente el presidente Joe Biden de que los partidarios de la Segunda Enmienda no tendrían la menor posibilidad de defender sus libertades con sus rifles subautomáticos frente al espectacular poderío del primer Ejército del mundo. Aparte de lo irresponsablemente amenazante del mensaje y de que olvida cómo una banda de desharrapados les echaron de Afganistán bajo su mandato, la balandronada pasa por alto que esas armas y tanques y helicópteros y drones deben manejarlos un Ejército decidido y preparado, y las fuerzas armadas norteamericanas parecen hoy más preocupadas por crear tropas «woke» y políticamente correctas que por prepararlas para vencer al enemigo.
La última locura es la de los pronombres. La moda hoy en el mundo «woke» es la de los «pronombres preferidos», es decir, a que cada uno dicte con qué pronombres pretende que se refieran a uno. Y no es ya meramente que se haga obligatorio referirse a un mozarrón con barba de leñador canadiense como «she/her», sino que la turba de los pretendidamente «no binarios» tienen pronombres de su invención, como “xi/xer” o “ey/zer”, con los que uno se siente aún más ridículo y humillado al usarlos en una conversación real.
Y esa locura ha llegado al Ejército, convertido en verdadero laboratorio de ingeniería social. Un diario norteamericano, el Washington Free Beacon, ha publicado esta semana una nota interna de las Fuerzas Aéreas del Pacífico, la más expuesta a la amenaza de invasión china de Taiwán, donde se aconseja prescindir de los pronombres de género y, en general, emplear un lenguaje «neutro» en informes, directivas y las comunicaciones rutinarias del servicio. La orden, en principio, solo se aplica a un mando específico de la Fuerza Aérea, pero toda la evidencia hasta la fecha indica que pronto se universalizará para todo el Ejército. ¡Tiembla, China, aquí llegan los Guerreros No Binarios!
La copia parcial del memorando interno, distribuido por correo electrónico en mayo pasado, señala que «de acuerdo con la prioridad de la diversidad en la PACAF, debemos avanzar, promover y liberar el potencial de la diversidad y la inclusión».
Según el diario que da la exclusiva, fue enviada a líderes y comandantes de la Base Andersen de la Fuerza Aérea en Guam, en el Pacífico, una de las puntas de lanza del poderío militar norteamericano frente a la amenaza china, que no ha dejado de proclamar su intención de recuperar Taiwán para poner la isla bajo la soberanía de Pekín.
En principio, los ejércitos existen para ganar guerras por el sencillo procedimiento de acabar físicamente con el mayor número de enemigos posibles, así que los ingenieros sociales tratan de buscar alguna vaga conexión entre sus experimentos y la finalidad del servicio, lo que hace particularmente cómica toda esta empresa. Así, sostienen que esta nueva «sensibilidad frente a los pronombres preferidos» en la base contribuirá a mejorar la «letalidad» de la fuerza de combate estadounidense, según se lee en la propia nota. Imaginamos al alto mando chino temblando de miedo ante esta sagaz iniciativa de sus enemigos potenciales.
En concreto, la nota ordena «no emplear pronombres ni referirse a la edad, la raza, etcétera» al redactar informes como recomendaciones de ascenso. «La eficacia frente a adversarios próximos exige un enfoque de mando unido, un equipo conjunto y la asistencia de nuestros aliados. Acoger y emplear diversas perspectivas desde una base de respeto mutuo mejorará nuestra interoperabilidad, eficiencia, creatividad y letalidad». Estamos seguros.
