Vivimos en un mundo tan raro que la noticia de primera es el arresto de un guardia nacional de 21 años «entusiasta de las armas de fuego», y no que el Gobierno del país más poderoso de la tierra esté en guerra con la primera potencia nuclear del mundo sin informar a su pueblo ni pasar por el Congreso.
El miembro de la Guardia Nacional Jack Teixeira, de 21 años, ha sido arrestado en relación con la filtración de cientos de documentos clasificados, según el Washington Examiner y varios otros medios. Quizá lo más curioso de la detención sea que quien identificó a Teixeira antes de su arresto en su casa de Dighton, en Massachussetts, haya sido el New York Times, más interesado en colaborar con el Gobierno en su ocultación de la verdad al pueblo americano que en informar de ello. Las imágenes de televisión que nos llegan muestran a personal armado conduciendo a un hombre vestido con pantalones cortos rojos y pantalones cortos verdes con las manos esposadas a la espalda.
Dos patrulleros de la policía de la ciudad de Dighton bloqueaban el camino cerca de una residencia asociada con Teixeira y se negaron a hablar sobre por qué habían bloqueado el camino. Un vecino dijo que la Policía comenzó a bloquear la calle alrededor del mediodía. Al menos un vehículo fuera del bloqueo policial tenía placas del gobierno estadounidense, informa el Wall Street Journal.
Poco antes de la detención, preguntado por la filtración, Biden declaró que le «preocupa que haya sucedido, pero no hay nada, que yo sepa, que sea de gran importancia».
Quizá para el presidente de Estados Unidos no sea «de gran importancia» que lleve meses mintiendo al país que le ha elegido y al mundo sobre la situación real en Ucrania, sobre las posibilidades de victoria de Kiev y, sobre todo, sobre la verdadera implicación de Estados Unidos y algunos de sus aliados en la misma guerra. Pero sospecho que al resto del planeta quizá sí le parezca significativo.
No a los medios del régimen, naturalmente, más interesados en destacar que el responsable de la filtración es, como describe el Washington Post, «un joven y carismático entusiasta de las armas que compartió documentos altamente clasificados con un grupo de conocidos lejanos en busca de compañía en medio del aislamiento de la pandemia».
«Unidos por su amor mutuo por las armas, el equipo militar y Dios, un grupo de aproximadamente dos docenas, en su mayoría hombres y niños, formó un club de acceso por invitación en 2020 en Discord, una plataforma en línea popular entre los jugadores», continúa el Post. «Pero prestaron poca atención el año pasado cuando el hombre al que algunos llaman «OG» publicó un mensaje cargado de siglas y jerga extrañas. Las palabras no eran familiares y pocas personas leyeron la nota larga, explicó uno de los miembros. Pero reverenciaban a OG, el líder mayor de su pequeña tribu, quien afirmaba conocer secretos que el gobierno ocultaba a la gente común».