A más de 9.000 kilómetros de Tel Aviv, el eco de la guerra entre Irán e Israel resuena con fuerza en el corazón político de la ciudad de Nueva York. La contienda no se libra sólo en las calles de Gaza o Jerusalén, sino también en las primarias demócratas que, el próximo martes, decidirán de facto quién será el próximo alcalde de la capital financiera de Estados Unidos. En una ciudad donde el Partido Demócrata ejerce un dominio casi absoluto, lo que ocurra ese día marcará el futuro inmediato de más de ocho millones de personas.
Y lo que está ocurriendo es un fenómeno político con tintes ideológicos extremos: el ascenso vertiginoso de Zohran Mamdani, concejal, activista antiisraelí y símbolo de la nueva izquierda radical neoyorquina. En enero apenas superaba el 7% en las encuestas. Hoy, está a punto de disputar la alcaldía a Andrew Cuomo, exgobernador del estado y representante de una izquierda más tradicional, pro-Israel y desgastada por los escándalos.
Mamdani, musulmán devoto, nacido en Uganda y con raíces indias, ha construido su carrera política sobre el rechazo frontal a Israel. Comenzó su activismo universitario en el grupo Estudiantes por la Justicia en Palestina, una organización acusada de promover protestas violentas en campus estadounidenses. Hoy respalda abiertamente el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que busca sancionar a Israel y niega su derecho a existir como Estado judío.
Con sólo 33 años, y apoyado por los Socialistas Demócratas de América (DSA), el concejal encarna el nuevo bloque electoral inmigrante, especialmente musulmán, que crece en barrios como Queens o el Bronx. Enfrente, se encuentra una comunidad judía neoyorquina de un millón de personas —más que en Jerusalén o Tel Aviv—, cada vez más amenazada por el antisemitismo. Según The New York Times, el 60% de los delitos de odio en la ciudad durante el primer trimestre de 2025 han tenido como víctimas a judíos.
Los DSA, al igual que Mamdani, han abrazado una línea explícitamente antiisraelí. Culparon al «régimen de apartheid israelí» por la masacre cometida por Hamás el 7 de octubre de 2023. Incluso figuras como Alexandria Ocasio-Cortez han sido expulsadas de la organización por mostrarse «ambiguas» frente al antisemitismo.
Frente a Mamdani, Cuomo representa a la vieja guardia: exgobernador, hijo de gobernador, hermano de presentador de CNN. Su trayectoria está marcada por acusaciones de acoso sexual (no confirmadas) y por el escándalo de ocultar muertes por COVID-19 en residencias. Aunque todavía lidera las encuestas, su imagen está profundamente ligada a la corrupción y al establishment.
La campaña se libra también en redes sociales. Mamdani ha sabido capitalizar su discurso con vídeos virales de bajo presupuesto que llegan a millones. Su agenda incluye propuestas como la nacionalización de los supermercados, la congelación del alquiler en viviendas sociales y un aumento de impuestos a los ciudadanos con mayores ingresos.
Cuomo, por el contrario, mantiene una postura firme de apoyo a Israel, pero carece del empuje que en otro momento le habría asegurado la victoria. La creciente tensión en Oriente Medio ha reactivado las divisiones internas del Partido Demócrata, entre una base inmigrante radicalizada y un aparato institucional cada vez más desconectado.
El ganador de las primarias se enfrentará en noviembre al republicano Curtis Sliwa, cuya influencia política en la ciudad es marginal, y al actual alcalde Eric Adams, que se presenta como independiente tras romper con el Partido Demócrata por acusaciones de corrupción. Ninguno de los dos parece tener opciones reales.
En este contexto, las elecciones en Nueva York ya no son sólo una disputa local. Se han convertido en un pulso global entre la izquierda radical antiisraelí y el último reducto del «progresismo» institucional. Y lo que ocurra este martes podría marcar el futuro político de una de las ciudades más influyentes del mundo occidental.