Alternative für Deutschland, el partido antiglobalista -ultraderechista, si lo prefieren- que dio la campanada en las últimas elecciones regionales a pocos años de su nacimiento, estÔ sensiblemente por debajo de su momento de gloria en unas elecciones en las que, a falta de un milagro, Angela Merkel revalidarÔ su mandato por cuarta vez.
Sin embargo, el partido alternativo no solo harĆ” su entrada triunfal en el Bundestag por primera vez -donde es probable que su voz se haga escuchar a menudo- sino que, segĆŗn las encuestas, no para de crecer en intención de voto en los Ćŗltimos dĆas antes de las elecciones del domingo.
Tiene AfD el mĆ©rito aƱadido de contar no solo con la oposición cerrada del resto del espectro polĆtico alemĆ”n, sino con la hostilidad abierta y coordinada de todos los grandes grupos mediĆ”ticos dentro y fuera del paĆs. Incluso el coloso Facebook se ha aliado con el resto de fuerzas globalistas y ha desactivado una aplicación que permitĆa acceder a las noticias polĆticas porque era utilizado por activistas de AfD para hacer llegar su mensaje.
De cumplirse los pronósticos de las encuestas, toca de nuevo Gran Coalición en el Gobierno, pero en esta ocasión no solo serÔ una coalición mÔs débil que la actual, sino que tendrÔ enfrente, como principal oposición, a la temida AfD.
De hecho, el ascenso de los populistas de Alternativa para Alemania es la gran sorpresa de las Ćŗltimas encuestas, en las que el partido, con solo cuatro aƱos de existencia, alcanza ya un porcentaje de dos dĆgitos. Para un paĆs con el problemĆ”tico pasado de Alemania, la entrada de AfD en el Parlamento supone, segĆŗn se quiera verlo, como la superación de un trauma o como el regreso de viejos fantasma. No hay que decir que los medios al uso han optado por la segunda interpretación.
ĀæCómo se explica que un partido, a solo cuatro aƱos de su fundación, haya llegado tan lejos en un paĆs atenazado por una fuerte hostilidad al nacionalismo? No, desde luego, porque cuenten con unos medios favorables, sino mĆ”s bien por lo que cualquier alemĆ”n puede ver con solo salir a la calle o hablar con amigos y conocidos.
Por ejemplo, que casi cuatro niƱos en Alemania de menos de cinco aƱos es de extracción inmigrante, en su abrumadora mayorĆa de Oriente Medio y Norte de Ćfrica, mayoritariamente de cultura musulmana. DemografĆa es destino.
Por ejemplo, que casi la mitad de los turcos en Alemania no trabaja. Hablamos del paĆs mĆ”s rico de Europa, con una baja tasa de paro. Pues segĆŗn los datos mĆ”s recientes de la oficina europea de estadĆstica, Eurostat, un 43% de los turcos que viven en Alemania -el 48%, segĆŗn las cifras oficiales del propio gobierno alemĆ”n- son Ā«económicamente inactivosĀ».
Por ejemplo, que en contra de toda la propaganda de ‘emergencia humanitaria temporal’ sobre los asilados, que deberĆan volver a sus paĆses en cuanto llegara la paz, el Gobierno estĆ” permitiendo al 99% de los refugiados permiso para permanecer indefinidamente en el paĆs, segĆŗn una investigación publicada por el diario Die Welt.
Por ejemplo, que mƔs de la mitad -un 54%- de todos los planes terroristas en Alemania desde 2014 han involucrado a refugiados y solicitantes de asilo.
Y es que, pese al muro de silencio que intenta imponer a unos grupos mediĆ”ticos mĆ”s que deseosos de vender la narrativa globalista, el ‘elefante en la habitación’ alemana es demasiado voluminoso para poder ocultarlo, y asĆ hasta numerosos gays, segĆŗn la CNN, se estĆ”n acercando a un partido que sus representantes aborrecen despuĆ©s de ser acosados por inmigrantes. En Alemania incluso han acuƱado una palabra para ellos: los homonacionalistas.
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