El pasado 8 de junio, los eurodiputados reunidos en Estrasburgo votaron en sesión plenaria a favor de la reducción del 100% de las emisiones de CO2 para los vehículos nuevos vendidos en la Unión Europea (UE) a partir de 2035. Esta medida supondrá la prohibición de vender coches térmicos nuevos (también híbridos) a partir de ese año. Sin embargo, esta medida todavía debe ser aprobada por los Gobiernos de cada uno de los estados miembros para que pueda entrar en vigor y no parece que todos estén de acuerdo.
Así lo manifestó en un evento organizado el pasado martes por la asociación de la industria BDI el ministro de Finanzas de Alemania, Christian Linder. «La propuesta es incorrecta y el Gobierno alemán no aceptará esta legislación europea esta semana», reveló el ministro.
Así, insistió en que el país no seguirá los planes de la UE de prohibir la venta de coches nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035: «Alemania no podrá aceptar los límites de la flota con la prohibición de facto de los motores de combustión interna».
Además de estas declaraciones, Linder se reafirmó en Twitter poco después:
Die anstehende #EU-Entscheidung zu Flottengrenzwerten beim Auto ist leider nicht technologieoffen. Synthetische Kraftstoffe sind aber eine klimaneutrale Option für den global noch lange eingesetzten Verbrennungsmotor. Diese müssen wir für unsere Arbeitsplätze erhalten. CL https://t.co/NkPRx9VSHq
— Christian Lindner (@c_lindner) June 21, 2022
«Desafortunadamente, la decisión pendiente #EU sobre los límites de flota para automóviles no está abierta a la tecnología. Sin embargo, los combustibles sintéticos ( la gasolina y el gasóleo) son una opción climáticamente neutra para el motor de combustión interna, que existe desde hace mucho tiempo. Debemos preservar esto para nuestros trabajos», escribió en respuesta a una periodista alemana que se hizo eco de sus declaraciones en el BDI.
Alemania no ha sido la primera nación europea que se ha pronunciado en este sentido. Francia ya lo hizo en el mes de julio cuando expresó su oposición a la norma e Italia también mostró sus dudas sobre la medida. El país alpino abogó por soluciones alternativas y planteó ‘la enmienda Ferrari’: la posibilidad de hacer algún tipo de excepción con fabricantes de pequeñas series, como sus marcas Lamborghini o la propia Ferrari.
Una ley que destruirá medio millón de empleos
El rechazo de Alemania a la nueva legislación podría impedir la aplicación de una medida que puede costar al bloque comunitario la destrucción de 500.000 empleos. Así lo estima la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa) que calcula que la prohibición del Parlamento Europeo costará más de medio millón de empleos en la industria automovilística europea. El 70 por ciento (359.000 empleos) desaparecerían entre 2030 y 2035 y, de ellos, unos 40.000 se perderían en España. A estas habría que sumar otros 40.000 que deberían reciclarse si quieren seguir en el sector.
También estarán en peligro, según Sernauto, 72.000 empleos que, dentro del sector de componentes, están relacionados con el sistema de propulsión de combustión.