En lo que va de año, la inmigración ilegal en Alemania ha aumentado un 47%, según un informe filtrado de los servicios de seguridad alemanes al diario Die Welt, lo que ha puesto los servicios asistenciales al borde del colapso y ha llevado a algunos políticos alemanes a solicitar una «cumbre de refugiados» que coordine la crisis antes de que el sistema estalle por sus costuras. En la vecina Austria ya se ha alcanzado ese nivel.
La riada de «refugiados» ha vuelto con fuerzas redobladas a Alemania tras la pausa de dos años de la pandemia, con sus restricciones para viajar, y algunos expertos predicen que Alemania podría necesitar una vez más recurrir a alojar a los inmigrantes en hoteles y gimnasios como se vio durante la crisis de 2016. Eso, sumado a la emergencia energética que amenaza con convertir la tercera potencia económica mundial en un país del Tercer Mundo, arrastra al país a una tormenta perfecta.
Y los que llegan mayoritariamente ahora, de Siria y Afganistán, son precisamente el contingente que hasta ahora ha resultado más difícil de integrar, por decirlo suave.
Alemania es un estado federal, y con la explosión de nuevas riadas de inmigrantes hay ya doce de los dieciséis Länder que han bloqueado directamente la entrada de refugiados -incluso de ucranianos que huyen de la guerra- en su territorio, empeorando así la situación de los otros cuatro. Así que políticos como el alcalde de Münster, el democristiano Markus Lewe, urge a que se organice una cumbre para poner algo de orden en este caos creciente.
Para Lewe, en esta cumbre se debería debatir la «justa» distribución de los inmigrantes, que hasta ahora no está funcionando. «En el próximo invierno, varias ciudades tendrán que alojar nuevamente a refugiados en hoteles, gimnasios u otras instalaciones». Tampoco hay plazas suficientes en colegios y guarderías.
En enero entraron ilegalmente en Alemania 4.400 personas, una cifras que fueron aumentando mes a mes hasta alcanzar las 6.900 en julio. En total, ya se han identificado 36.100 entradas no autorizadas en el primer semestre de este año. Este es un aumento del 47% en comparación con el año anterior. Los ciudadanos sirios, afganos, turcos, iraquíes y tunecinos son los más comunes. «El aumento de las cifras también se debe a una mayor relajación de las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia en Europa», dijo el Ministerio del Interior.
Los números también están aumentando en las fronteras exteriores de la UE. Según un análisis interno de la Agencia Europea de la Guardia Costera y de Fronteras (Frontex), también puesto a disposición de Welt am Sonntag, en julio se registraron un total de casi 35.000 cruces fronterizos no autorizados en las fronteras exteriores de la UE y Schengen.
El número de solicitudes de asilo también ha aumentado este año. Según la agencia de asilo de la UE (EUAA), se recibieron aproximadamente 406.000 solicitudes de asilo en países de la UE, Noruega y Suiza en la primera mitad de 2022. En comparación con el mismo período del año pasado, esto representa un aumento de 68%.
