La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado el desembolso de 3.000 millones de euros para ayudar a los Estados miembro a cumplir el Pacto de Migración y Asilo, para el que confía en una «rápida» aplicación en un contexto marcado por el «reto común» de intentar regular los flujos. En una comparecencia junto al nuevo canciller de Alemania, Friedrich Merz, la jefa del Ejecutivo comunitario ha asegurado que «la migración es un reto que requiere una solución común europea».
En el contexto actual, Von der Leyen ve «importante» poner en marcha el Pacto Migratorio, «hacerlo realidad», pese a que en el último año son varios los países que se han sumado a las críticas encabezadas por Hungría. Para Von der Leyen, todo es cuestión de «inversión y trabajo duro», por lo que espera que el nuevo paquete de fondos sirva para reforzar las políticas que figuran dentro del acuerdo y que implican, tal como ella misma ha resumido, «fronteras exteriores más fuertes, mejores fórmulas para impedir movimientos secundarios y procedimientos asilos más rápidos».
La disparidad de criterios en el seno de la UE se hace notar en el control de fronteras, tal como ha ocurrido en Alemania, que no sólo ha mantenido sino que ha ampliado en los últimos meses los límites a la libertad de circulación que se presupone dentro del espacio Schengen. Von der Leyen ha recordado que la propia norma contempla exenciones, siempre y cuando estén justificadas y limitadas en el tiempo e impliquen una coordinación con Bruselas.