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Sigue alianza entre las autoridades y los inmigrantes

Condenan a año y medio de cárcel al sexagenario británico que gritó «¿quién coño es Alá?»

Policía de Reino Unido. Red social X

El Reino Unido ha revelado sus verdaderas intenciones en la reacción policial y judicial posterior a las protestas contra la inmigración ilegal masiva que estallaron recientemente a raíz del apuñalamiento de varias niñas en Southport (y el asesinato de tres de ellas), y va mucho más allá del problema obvio de la sustitución poblacional.

Lo que se perfila ahora es la alianza patente de las autoridades con los recién llegados contra el pueblo británico nativo, que tiene prohibido incluso el derecho al pataleo. La prueba más reciente es la condena a 18 meses que ha correspondido a un ciudadano británico por gritar «¿quién coño es Alá?» durante una protesta frente a Downing Street, la residencia del primer ministro.

La sentencia dictada contra David Spring es el último caso en el esfuerzo por suprimir la libre expresión, al menos en lo que hace referencia al fenómeno de la inmigración ilegal y la ristra de intratables problemas que ha traído consigo.

El 31 de julio, Spring asistió a una manifestación de alrededor de 700 personas en Londres que terminó en disturbios. Las imágenes de la cámara corporal de la Policía que se reprodujeron en el tribunal mostraron a Spring llamando a los agentes de policía «cobardes», haciendo «gestos hostiles» y uniéndose a los cánticos de «¿quién coño es Alá?» y «ya no eres inglés».

Y no es que la conducta de Spring deje de ser censurable, como puede verse en el vídeo, pero en un entorno policial tan escasamente punitivo como el británico, que pasa por alto ofensas bastante más graves según el color de piel del perpetrador, cualquiera puede interpretar la condena como una prueba del Estado autoritario en que se ha convertido el Reino Unido de Keir Starmer.

Al ser arrestado, Spring dijo a la Policía que no fue «a Londres para provocar disturbios». «Fui a quejarme de la gente alojada en hoteles», refiriéndose a los inmigrantes ilegales que alojan en hoteles con cargo a los contribuyentes.

El abogado defensor, Piers Kiss-Wilson, dijo: «El acusado me pidió que presentara sus disculpas ante el tribunal y dice que se siente avergonzado por su comportamiento. También quiere disculparse con su familia, sus amigos y su esposa, quienes no merecen esto«. La esposa del hombre, que padece problemas de salud, ahora se verá privada de su cuidadora principal gracias al encarcelamiento de Spring.

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