El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha lanzado una amenaza contra los patriotas que durante estos días han salido a las calles del país a protestar contra la inseguridad. Ante los medios, ha prometido hacer «lo que sea necesario para llevar a estos matones ante la justicia» y ha garantizado que «se arrepentirán de participar en este desorden, ya sea directamente o por aquellos que lo fomentan en línea».
En referencia al ataque a un hotel de Rotherham, donde el Gobierno británico aloja a los solicitantes de asilo, ha declarado como injustificable estas acciones, calificando todas las protestas y ataques como «violencia de extrema derecha».
Starmer también ha defendido la protección de las calles del Reino Unido y el refuerzo de la seguridad de las mezquitas, y ha destacado que las «comunidades musulmanas han sido atacadas», denunciando también la presencia de «saludos nazis en la calle».
Además, el primer ministro ha sido cuestionado sobre la posibilidad de «divisiones en Reino Unido o cómo podría abordar otras áreas de política interna». Sin embargo, en ningún momento ha abierto esta posibilidad ni ha condenado las agresiones o ataques provocados por un gran grupo de musulmanes que perseguían a patriotas por las calles.