Los partidarios de la inmigración ilegal masiva llevan años jugando con la ignorancia estadística de muchos, recordando que la mayoría de los delitos los cometen ciudadanos nativos, pasando por alto la perogrullada de que los nativos, naturalmente, siguen siendo una holgada mayoría de la población. Pero ni siquiera ese truco argumental va a valerles en muchos países. Como Suiza, donde el año pasado ingresaron en prisión 9.297 personas, de las que el 67% eran extranjeros, según la Oficina Federal de Estadística.
La tendencia es alarmante: el número de extranjeros en la población carcelaria se ha triplicado desde la década de 1980. Los hombres siguen representando la gran mayoría de los delincuentes, representando el 90,6% de todos los presos, mientras que el 9,4% de todos los presos son mujeres.
La tasa de extranjeros en las cárceles suizas se ha mantenido relativamente estable en los últimos diez años, pero el número total de presos también ha aumentado significativamente.
La gran mayoría de los presos están encarcelados por delitos menores como hurtos. En algunos casos, si los infractores no pueden o no quieren pagar una multa, pueden ser encarcelados. Muchos presos cumplen condenas de entre cinco y 90 días.
En 2020, la mayor proporción de extranjeros en las cárceles suizas eran argelinos. En segundo lugar se encontraban los rumanos. En Alemania más de la mitad de la población carcelaria está compuesta por extranjeros, y éstos cuestan a los contribuyentes alemanes casi 2.000 millones de euros al año.
